La inscripciĂłn describe las penas que debe padecer la persona que se atreva a violar esa tumba: ir al lado de Judas, contraer la enfermedad de la lepra “como Giezi”. Este nombre remite al acervo de “malditos de la Biblia”: se trata caso del criado del profeta Eliseo, castigado por abusar de la confianza del profeta y no cumplir su palabra La lepra –se desconoce si coincidente con el diagnĂłstico actual de lepra o con diversas enfermedades cutáneas– era considerada como un castigo de Dios. El leproso debĂa ser apartado de la sociedad. En el Nuevo Testamento se habla varias veces de esta enfermedad maldita y de las curaciones de JesĂşs.
Si se acepta la restituciĂłn de Fita en las lĂneas finales, se envĂa al delincuente al inferno con el diablo y sus ángeles, que en cierto modo es una condena mágico-espiritual redundante, puesto que marchar al lado del traidor Judas supone ya marchar al infierno (Perea 2006: 261-262).
La lápida fue llevada por el marqués de Monsalud a su palacio de Almendralejo. En la actualidad se conserva en el Ayuntamiento de esta ciudad (CICME 29).
SegĂşn recoge CICME 29, Fita se basĂł en el Canon X del III Concilio de Toledo (589 d.C.) para incluir la undĂ©cima lĂnea a la inscripciĂłn.
Añade que Fita da la palabra "confessori" el significado de cantor, salmista o "paenitens". En ICERV 47, en cambio, se entiende como asceta o monje solitario o monje de un monasterio (CICME 29).
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