San Pelayo. Mártir de Códoba. Con diez años fue entregado a los musulmanes para la liberación de su tÃo, el obispo Ermogio. Tras tres años en una cárcel Córdoba, el emir trató que adjurara obteniendo la negativa del joven. El resultado fue su sometimiento a las más duras torturas hasta la muerte. Su cuerpo fue recuperado por los cristianos y pronto fue venerado como mártir. Sus restos fueron trasladados a León en 967 y posteriormente a Oviedo.
la inscripción completa el cÃrculo iconográfico que se quiere representar en en el tÃmpano. En primer lugar la presencia de un caballero musulmán nos indica que el martirio fue por manos musulmanas. La presencia de otros compañeros podrÃa indicar que el martirio fue colectivo. Además, en la parte superior de la escena vemos unos ángeles encargados de llevar las almas ante Dios. Aunque la escena no tiene rigor histórico no parece descabellado pensar que se trata de una clara alusión al martirio que luego es completado por la inscripción (CIHM 1,123).
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