Esta invocación romano-cristiana de las tres virtudes no está documentada en ninguna otra inscripción paleocristiana o medieval. Dada su perfección, se puede pensar que se trata de una pieza importada de Roma. SerÃa la inscripción cristiana más antigua de Galicia (Delgado 2012: 361-366).
Comentario de Isabel Velázquez en HEp 2012, 394: En efecto, esta invocación y secuencia enumerativa de las denominadas en términos cristianos «tres virtudes teologales» no se encuentra documentada en inscripciones cristianas, ni paleocristianas ni medievales, al menos en lo que me es dado conocer. La explicación es seguramente porque no se trata de una inscripción antigua ni de esas épocas. La perfección formal de la que habla el autor y que le lleva a pensar que puede ser del siglo IV procedente de Roma, no se justifica precisamente por el tipo de letra, la impaginación y decoración de la inscripción. La secuencia fides, spes, c(h)aritas arranca del texto neotestamentario 1 Cor. 13.13: Nunc autem manent fides, spes, caritas, tria haec, maior autem his est caritas. Es cierto que se popularizó enormemente, incluso se personificaron dichas virtudes. Hay tradiciones que afirman que en Roma en época de Adriano fueron martirizadas tres hermanas asà llamadas, cuya madre, SofÃa, murió poco después de ellas también y se conocen diversas representaciones iconográficas en diferentes épocas. En época medieval se recurre a esta personificación en obras literarias muy diversas. No es posible entrar aquà en tan interesante y complejo tema en el que se cruzan tradiciones y testimonios diferentes, pero, por lo que afecta a esta pieza, en mi opinión se trata de una bella inscripción de época muy posterior a la que aquà se propone. HabrÃa que examinarla con detenimiento y compararla con otras para saber si estamos ante una ejemplar bajomedieval (no creo que sea anterior al siglo XI-XII), humanÃstica (no parece por la forma de la decoración) o moderna, y con «moderna» pienso que puede ser de cualquier siglo de los que consideramos convencionalmente incluidos en la «Edad Moderna» o posterior. La inscripción no se encuentra in situ, sino encastrada en una pared de la iglesia, quizá desde su reforma en el siglo XVIII, pero lo que parece evidente es que no es su lugar original. Sea como fuere, merece estudiarse con detenimiento y tratar de encuadrarla en sus correctas coordenadas espacio-temporales que no son, en mi opinión, las propuestas por el autor (HEp 2012, 394).
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