Beltrán y Vives lo fechan en el siglo III; Alföldy en cambio lo hace en el IV por considerarlo con seguridad coetáneo con RIT 1003. Esta misma relación le lleva a atribuir, como los dos autores citados, un carácter cristiano al epitafio. Como señala Beltrán, la sencillez de las fórmulas, la falta del dedicante y la ausencia de las fórmulas paganas hacen pensar que se trate de un epitafio cristiano. Si aceptamos el carácter cristiano, la fecha en el siglo IV es más probable que en el III (Hoz 2014, nº 228).
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