El nombre Sapatio no está documentado en la epigrafÃa latina, al menos en Hispania. La forma original del cognomen debe ser Sabbatius, del que existe una abundante constatación en la epigrafÃa paleocristiana. Se trata de un cognomen calendárico de significación cristiana, pero de origen semÃtico derivado de sabbatum o sabbata, término hebreo referido al dÃa de descanso que pasarÃa a ser utilizado por los cristianos, desprovisto de la significación religiosa que posee en el contexto judaico. La fórmula famulus D(e)i, que se introduce a mediados del siglo V, constituye un rasgo distintivo de la epigrafÃa cristiana hispana. Asimismo es caracterÃstica de los siglos V y VI la expresión vixit annos en acusativo, que sustituye a la de época clásica en ablativo. También es interesante el empleo de la expresión recessit in pace en un momento tan avanzado: los testimonios epigráficos béticos, donde mayoritariamente se documenta la fórmula, indican que se utilizó hasta bien entrado el siglo VII, mientras que en el resto del Imperio tendió a perderse a lo largo del siglo V; desde esta perspectiva, su presencia en el epitafio de Sapatius constituye uno de los testimonios cronológicamente más tardÃos. El enterramiento contiene dos inhumaciones y un ajuar funerario, constituido por una jarrita. A la vista de la información que proporcionan los datos epigráficos y antropológicos, los autores reconstruyen la secuencia del doble enterramiento de la siguiente manera: en primer lugar se depositó en la tumba a un adulto de entre 30 y 35 años, de sexo masculino, que con toda probabilidad se trata de Sapatio –del que, por la inscripción, conocemos la edad, 31 años, y el momento de la muerte, el 9 de febrero del año 659–. En un segundo momento, que calculan en torno a treinta años después, sus restos óseos fueron desplazados hacia la zona inferior de la tumba –excepto el cráneo, que quedó en la cabecera–, y fue inhumado en decúbito supino un segundo individuo, preadulto de entre 14 y 17 años y posiblemente masculino; es decir, la segunda inhumación se produjo por lo menos a partir del año 690, como terminus post quem (HEp 15, 324).
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