El hecho de que varias inscripciones que se encuentran depositadas en el claustro de la Catedral de Lisboa sean resultado de una encomienda previa, que nunca llegaron a ser completadas, sugiere que podrÃan haber sido encomendadas poco después de 1324, aprovechando el permiso que Bartolomeu Joanes dejó en su testamento, por el que autorizaba a sus compañeros a ser enterrados en la Capilla de San Bartolomeu. Además, paleográficamente, se puede datar en este siglo (EMP 711).
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