El obispo Joscelino impulsó las obras la catedral, alcanzando el templo el crucero y su nave transversal, quedando abierto al culto. Falleció fuera de su iglesia, en 1177 o 1178, cuando iba camino de Roma, tras diez años de episcopado, asistiendo personalmente a la toma de Cuenca en 1177; probablemente dejó dispuesto que se depositase algún miembro de su cuerpo, posiblemente el brazo derecho, en la capilla de Santo Tomás Canturiense, de quien el obispo era muy devoto y a quien habÃa dedicado la capilla, después llamada de San Juan y Santa Catalina, grabando una inscripción para recordar tal evento.
IncluÃdo en el documento D45. fol. 52v. de Salazar y Castro (CIHM 4, 8).
|