La ermita se encontraba, según las indicaciones de GarcÃa Murillo, "en las afueras, en el montÃculo de la explanada del paseo de la Bola con el Prado Santo, ala vera del cenobio de las monjas bernardas de Santi Spiritus". El mismo autor nos señala que el epitafio perteneció a Pascasio Arnugo, quien, huyendo de los almohades de AndalucÃa, llegó a Olmedo y, acogiéndose a la protección de la Virgen de la Soterraña, fundó este templo en 1170.
Respecto a la lápida, Sandoval habla de "unas letras antiguas que están abiertas en una piedra sobre una puerta, por donde suben a la torres desta iglesia".
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