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Lo m谩s relevante del interior de la ermita de San Pelayo es el conjunto de pinturas murales que se conserva en el espacio absidal y que conforma una de las muestras pict贸ricas m谩s relevantes del rom谩nico castellano-leon茅s. En torno a 1718 fueron encaladas para pintar encima la imitaci贸n de un falso aparejo de siller铆a lo que no impidi贸 que doscientos a帽os despu茅s, en 1923, fueran dadas a conocer por Luciano Huidobro.
En julio de 1958, aprovechando las obras de restauraci贸n que se llevaban a cabo en el edificio, se procedi贸 al descubrimiento de las pinturas murales bajo la supervisi贸n de Josep Gudiol i Ricart quien aprovech贸 la ocasi贸n para realizar un breve estudio iconogr谩fico y estil铆stico acompa帽ado de abundante documentaci贸n fotogr谩fica. Tras la 煤ltima restauraci贸n se ha podido constatar la existencia de un enlucido anterior a la ejecuci贸n de los murales rom谩nicos.
Las pinturas se distribuyen en tres registros (superior, medio e inferior) que se corresponden, a su vez, con lo celeste (la divinidad), la transici贸n (los santos y los ap贸stoles) y lo humano o temporal (los trabajos y los meses). La cuenca absidal est谩 reservada a la visi贸n teof谩nica de la Maiestas Domini. Por desgracia es muy poco lo que queda. (Enciclopedia del Rom谩nico, pp. 823-827).
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