Del Arco no recoge esta inscripción pero da la noticia del primitivo epitafio que pudo existir en la tumba del Sancho III tras su traslado a Oña -según Berganza- y que nosotros hemos recogido en nuestro apéndice con la fecha de la muerte del buen rey, año de 1035. Del Arco asocia este epitafio al abuelo de Sancho II.
"Sin embargo, son numerosos los estudiosos que se afanan en justificar la inclusión de tal apelativo para indicar filiación; esto es, para identificar al finado a través de sus ancestros". GarcÃa Morilla (2019, p. 30).
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