La piedra no es lisa, sino que una veta la parte en dos, dificultando la lectura de algunas letras. La inscripción fue retocada a punta de navaja y con lápiz de color por algún profano. El epígrafe está encerrado en doble círculo, en el cual se insertan grupos de ángulos separados por redondeles u hojas de yedra (Rodríguez 1940: 51)
Placa rectangular de caliza blanca que ha perdido el ángulo inferior izquierdo. El campo epigráfico está inscrito en una corona de laurel. Fuera de la corona, en la parte superior, presenta un puñal, y en la inferior un crismón entre A y Ω.
Vetaliana sería la forma vulgar de Vitaliana. En Hispania sería un caso único.
En lín. 7 se grabó depundius por defunctus. (IMBA 69 y HEp 7, 35)
Vetaliana es la forma vulgar de Vitaliana, nombre representado en la onomástica cristiana. En la Península Ibérica sería caso único, aunque está atestiguado Vitalis.
En la primera línea se escribió por erros “mmula” en lugar de famula y se corrigió después.
En la línea séptima igualmente se grabó por error depundtus en lugar de defunctus. En este último caso se utilizó “p” en lugar de “f” por contagio de la pronunciación sin aspiración griega, y se grabó por error “d” en lugar de “c”
(IMBA 69)
Según Isabel Velázquez; En lín. 7 la forma depundius no es un error, como afirman los autores, por defunctus que, además estaría, en todo caso, por defuncta, pues es una mujer, sino que se trata de una forma por depondius, variante fonética de dupondius, «dos ases» y que forma serie con la famosa expresión de as en algunas inscripciones cristianas con mención de la era. Los autores citan en la bibliografía de la pieza el artículo de J. GIL, 1976, 375-384, titulado «Aera... as, depundius, etc.», pero ni lo asumen ni lo desestiman, sin ofrecer información sobre su postura ante referencias bibliografías dispares entre sí. Y es precisamente en ese artículo donde se da la interpretación de depundius de esta inscripción y de otras similares. Se trata de un trabajo que, desde mi punto de vista, ya resolvió en su día definitivamente la cuestión sobre la mención de las fechas de un conjunto de inscripciones que presentan unas características peculiares en la datación; son algunas inscripciones correspondientes a una zona geográfica muy concreta, Mérida, Badajoz, Mértola, Zahara y Córdoba y todas del siglo VI, salvo la última del VII, en las que se ha utilizado la serie metrológica de denominación de los «ases»: semis, as, depundius, trisis (por tressis), quattus, ¿quinque? (seguramente por quinques, con el significado de «cinco ases», equivalente a quinquessis), sexis, nunus (por nonus), para crear una serie numérica casi completa que equivale al numeral sin más y debe computarse en las fechas de los epígrafes. Se trata, evidentemente, de un pequeño recurso estilístico, basado en el anquilosamiento de estas formas, de manera que semis equivaldría a medio año, as a uno, depundius a dos, trisis a tres, etc., con lo que hay que replantear el cómputo de la fecha de todas las inscripciones afectadas. En este caso concreto la fecha de la muerte sería DLX depundius, es decir, 562, por tanto: 524 d.C. y no 522. Las inscripciones citadas por J. GIL, loc. cit. que contienen esta forma de datación, además de la aquí tratada, son: ICERV 145 (Zahara, Cádiz), ICERV 40 (Mérida), con depundius; ICERV 89 (Mértola), ICERV 31 y 31a (Mérida) con as; ICERV 93 (Mértola) con trisis; ICERV 52a, b (Montijo) con quattus, ICERV 29 (Mérida) y seguramente ICERV 162 (Córdoba) con sexis; ICERV 533 (Mérida) con nun(us), a las que hay que añadir: ICERV 54 (Alanje) ICERV 166b (Córdoba), ICERV 141 (Santa María de la Regla, Cádiz) con semis. (HEp 7, 35)
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