El epitafio fue grabado en el borde superior del ábaco que sujetaba el arco de la tumba, una solución que tiene ejemplos en los túmulos de los Infantes Reais, en el Monasterio de Alcobaça, y que debía ser típica entre los escultores de la zona de Coimbra. La inscripción se encuentra en mal estado de conservación, con amplias mutilaciones que dificultan la lectura, sobre todo al inicio y en el centro (EMP 211).
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