Según los datos disponibles, éste es el testimonio epigráfico más antiguo del monasterio.
El texto se encuentra sobre una cruz de madera del siglo XII, cubierta de una chapa de metal dorado. Es una cruz de doble travesaño, en la cual en la parte superior se acoge un fragmento del Lignum Crucis, y en la parte inferior hay un crucifijo, en el cual se aprecian las iniciales griegas del nombre de Jesús, «IC», seguido del alfa y la omega.
Es un mensaje alusivo a la figura de Cristo que aparece representada, y que está grabado en relieve (Pereira 2015, 420).
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