Se trata de una pequeña lápida de caliza con el campo epigráfico delimitado con 6 lÃneas grabadas, que ocupan la totalidad de la superficie disponible. Las primeras lÃneas presentan una relativa uniformidad, pero en la última se observa un aumento significativo en el tamaño y la calidad de los caracteres, para aprovechar el espacio que sobraba. A pesar de no encontrarse en muy buen estado de conservación, se puede leer el epÃgrafe casi en su totalidad. Las únicas excepciones que se encuentran en la cuarta y en la quinta lÃnea (EMP 736).
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