Archivo Epigráfico de Hispania Tardoantigua y Medieval (AEHTAM)

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 YACIMIENTO:  MUNICIPIO:
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 DEPÓSITO,N.INV.  OBJETO:   TIPO YAC.:

 

 
Generalidades Texto EPIGRAFÍA Y
PALEOGRAFÍA
Ilustraciones Contexto
Arqueológico
Bibliografía
 FUENTE LEC.: SEPARADORES:

Nº TEXTOS:  LENGUA:    SIGNARIO:

 METROLOGÍA:

 OBSERVACIONES EPIGRÁFICAS:    

Un simple vistazo sirve para darse cuenta de que estamos ante una de las inscripciones más importantes del conjunto peñalbés. Lamentablemente hay partes de ella, sobre todo el final de la primera línea, que ya no son legibles por la superposición de uno de los peines contables. Afortunadamente es uno de los pocos casos en que la zona perdida puede ser restituida gracias a la consulta directa de su fuente literaria, identificada con Beda el Venerable gracias al trabajo de Josemi Lorenzo (2015) Es sobradamente conocido que el irlandés está considerado uno de los Doctores de la Iglesia y una de las figuras con mayor influencia en el devenir de la cultura medieval por la importante labor monacal en la conservación del latín llevada a cabo en la isla de Éire, pero, aun así, es posible que haya quien mire extrañado la presencia de una frase de sus homilías en la pared de nuestra iglesia. En primer lugar, es necesario señalar que quizá ya en tiempos de Genadio se podría disfrutar de su lectura en la Tebaida berciana, pues en su Testamento incluye la donación de un liber Doctorum (línea 85 en nuestra edición). Nunca sabremos con seguridad si Beda estaba o no incluido dentro de estos Doctores o, por el contrario, fue introducido con la reforma benedictina de principios del siglo xii. Por ejemplo, que en la obra del monje irlandés encontremos una fuerte presencia de la virgen María, también presente entre los monjes de Peñalba a tenor del puñado de inscripciones en las que aparece. Resulta entonces posible que Beda el Venerable fuese conocido por la comunidad cenobítica altomedieval del Bierzo, pero habría que estudiar el tema en mayor profundidad para asegurar ciertas garantías en cuanto a ello.

 OBSERVACIONES PALEOGRÁFICAS:  

Paleográficamente el texto da la sensación de haber partido de una minuta, pues, aunque lógicamente no conservemos el original ni tampoco un pautado en la pared, la dedicación del escriba en cada letra, la escritura casi totalmente recta y la adecuación del espacio a las medidas de los caracteres sugieren un estudio previo de las circunstancias antes que una inscripción espontánea. En otro orden de cosas, la primera línea está escrita casi exclusivamente en mayúsculas, destacando la primera A sin trazo horizontal (ya hemos visto muchos ejemplos así). La segunda, sin embargo, ha sido grabada al completo en una minúscula carolina casi totalmente libraria, como si la hubieran copiado de algún códice (¿quizá ejerció este de minuta?). Entre sus caracteres destacan la T con trazo inferior redondeado, algo habitual aquí, las A con panza redondeada y trazo superior o la D similar a una delta griega. Además, hay que destacar la abreviatura T por ET, algo que volverá a pasar en el grafito 40.


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