Las letras de la inscripción presentan las caracterÃsticas propias de la escritura mozárabe, asÃ, por ejemplo, en la letra A alternan la forma tradicional con la alfa griega, la D adopta la forma de una delta, el travesaño de la X se ondula hacia arriba, en la E alternan la forma recta con la curvada, el seno inferior de la S es más amplio que el superior, la R es una P con un apéndice inferior redondeado, el travesaño de la T se ondula a la izquierda, algunas N tiene el trazo derecho cortado, la R, la P y la B tienen los ojos abiertos, el ángulo de la M tiende hacia abajo, etc.
Son también frecuentes las letras pequeñas, algunas incrustadas en otras mayores, las abreviaturas y los nexos; asÃ, por ejemplo, hay abreviaturas en Q’ , NMN , EN (l. 1), DNO (l. 2); SPM (l. 3), Q’ (l. 4), Q’ (l. 5), IDS, FBRS (l. 6); además, el numeral DCCCCQ(ue)XLIIIIa (l. 6) ha añadido una abreviatura Q(ue) entre las centenas y las decenas, prácticamente desconocida en la epigrafÃa clásica. Hay también nexos, todos ellos marcados con un trazo superpuesto, NE en ADVENERIT (l. 1); PR en PRECIBVS, y NME en CONMENDET (l. 2); TE en MENTE, y NDO en CONDOLENS (l. 3), PRO y TV en PROPOSITVM (l. 4), y DE en DIE (l. 5).
Es especialmente notable la riqueza caligráfica de este epÃgrafe, pues ya en una primera impresión recuerda la escritura de los códices, no sólo por las grafÃas, sino también por algunos nexos caracterÃsticos de los mismos. Las letras, estrechas y alargadas, proceden sin duda de la escritura visigótica, pero la mano del lapicida les ha dado formas y caracterÃsticas propias. Sin embargo, la caracterÃstica que más nos recuerda la escritura de los códices, o, si se prefiere, la posibilidad de que la minuta haya sido elaborada por una persona habituada a escribir sobre códices, está constituida por los abundantes nexos y letras reducidas e incrustadas en otras mayores y por las abundantes abreviaturas. Las letras reducidas e incrustadas son muy frecuentes, y algunas especialmente diminutas, observándose que su número aumenta al final de las lÃneas, probablemente porque el lapicida se ha visto agobiado por la falta de espacio. Este hecho es especialmente evidente en el final de la l. 1: LEGENDO, cuyas dos últimas sÃlabas están escritas en dos lÃneas paralelas y en el grupo IT de SERVABIT (l. 4). Por último, es necesario señalar la peculiar forma que adopta el crismón: la cruz monogramática parece clavada en la C.
En el aspecto gramatical se constata la existencia de la monoptongación de ae en BASILISSE, que muestra doble -sspor simple, el cambio de v por b en SERVABIT y la ausencia de asimilación -mmen CONMENDET. En el plano morfológico encontramos el ablativo del gerundio legendo con un valor claramente temporal «cuando, después»: «después de leer (o cuando lea) el nombre de Basilisa». También hay que destacar la construcción del superlativo absoluto mediante el adverbio valde , forma caracterÃstica del latÃn vulgar y familiar en el que la forma - issimus es sustituida por adverbios: sane , ualde , uehementer , fortiter , bene , multum , de los que sólo algunos han sobrevivido en las lenguas romances. El uso de valde no está atestiguado en la lengua visigótica. La partÃcula - VE de SPIRITVMVE, sin valor sintáctico en este contexto, tal vez haya que interpretarla con valor coordinante en lugar de -QVE.
El valor del vocablo IAMQ(ue) resulta problemático, pues la enclÃtica -QVE carece de valor coordinante, por lo que tal vez haya que pensar que este vocablo tenga el valor de una conjunción causal «ya que», mediante la que el lapicida intenta justificar la commendatio animae de la difunta: «te ruego que encomiendes su alma al Señor, ya que ha consagrado a Cristo su vida y ha muerto virgen». (González Fernández, 2016, p.32-33)
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