El soporte se trata de una mesa altar de mármol blanco de grano fino, en forma de sigma, hallada rota en varios fragmentos y reconstruida, por lo que en la actualidad le falta sólo un trozo en la parte posterior; la inscripción se presenta a lo largo del lateral izquierdo, parte frontal y lareral derecho. Letra capital muy pronunciada y señalada en los ángulos de las letras, con incisiones profundas; destacan los grandes pies de todas las letras y los remates de las más abiertas (E, V, A). Interpunción: crux graeca (señalando el comienzo de las líneas) y hedera (indicando el final de cada verso).
A pesar de sencillez la poesía presenta algunos recursos resaltables: su comienzo y final tienen la misma estructura: (Felici misero + imperativo final + objeto directo de este verbo), mientras que los dos versos centrales tienen la misma sílaba –us ante la cesura trihemímera; parece haber en ello una cierta intención de encontrar un equilibrio compositivo, reforzado porque el primer y el cuarto verso ocupan los dos laterales y constituyen sintagmas independientes, en tanto que el segundo y el tercero ocupan la parte central y forman una unidad de sentido. El tercer hexámetro reitera la estructura hic+ nominativo: hic sanctus…hic abitator. El primer verso presenta aliteración de p, el segundo de s y el último de t. El verso inicial y el final podrían tener un juego de palabras anfibológico, corriente en la poesía epigráfica, con el valor de un adjetivo convertido en antropónimo: Felix podría ser en realidad una persona digna de compasión, motivo por el cual pediría a Dios que le suprima las penas que lo abruman. El poema está compuesto por hexámetros dactílicos construidos perfectamente, salvo el texto a3), en el que tota tiene un alargamiento en tiempo fuerte delante de la cesura heptemímera. La lectura de la inscripción puede contribuir a una hipótesis más verosímil acerca de la función del soporte. Que el nombre del dedicante ocupe los dos laterales y el nombre de Dios la parte central y destacada, junto con el hecho de que los deícticos hic se hallen también en la parte central con los verbos sedito y adesto (en un texto sin ninguna connotación funeraria) llevaría a pensar en la posibilidad de que la placa y la inscripción fueran puestas en el altar para conmemorar alguna reconstrucción de la iglesia que habría pagado el dos veces citado Felix, y ésta sería su primera función aunque tal vez no la única. Es probable también que una falsa lectura del nombre de este probable comitente haya hecho que la iglesia fuese dedicada después a San Félix. En el aspecto lingüístico, cabe comentar la habitual presentación del nombre de Cristo en alfabeto griego (XPE) y la falta de notación de la aspiración inicial en la palabra (h)abitator. Palol propuso por la forma del soporte una datación a mediados del siglo V, aceptada normalmente. Sin embargo por el tipo de letra, la calidad de la ordinatio y la técnica poética empleada hacen preferible una datación anterior, quizás del siglo IV, más cercana a la fecha de composición y a la influencia de los epigramas del papa San Dámaso. J. Mª ESCOLÁ TUSET – J. MARTÍNEZ GÁZQUEZ, 2002, 238-239, nº 27, consideran en el v. 2 Christe D(eu)s, per cuncta pius qui s(e)c(u)la regnas, tendría como fuente bíblica el Psalmus 145.19: Regnabit Dominus in saecula.
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