Posiblemente estemos ante un texto funerario, aunque dados su aparente ritmo métrico y léxico compartido, podrÃa ponerse en relación con las inscripciones fundacionales de San MartÃn de Castañeda, San Pedro de Montes y San Miguel de Escalada.
Llama la atención la perfección del latÃn usado. No hay el menor atisbo de decadencia lingüÃstica, ni siquiera de corrupción gráfica. Y no sólo eso, sino que el ordinator parece distinguir entre O largas y O breves, marcando gráficamente a las primeras mediante dos pequeños trazos horizontales en la parte superior y en la parte inferior. Tales trazos se observan en, por ejemplo, denuo, cuncto o suo, no viéndose en corpore u ordinate. Esto, junto con el especial ritmo que tiene, hace pensar que sea como poco prosa rimada.
Quizá deba interpretarse como el epitafio del reconstructor del antiguo cenobio de Tábara, Arandisclo, que aparece en la fundación de San Salvador (AEHTAM 4277; CIHM I, 5), aunque es una mera hipótesis (Regueras Grande - GarcÃa-Aráez Ferrer: 2001, página 61-63).
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