El texto recoge que Juan, que se denomina pecador, ruega por su alma, utilizando el salmo 56, con adiciones, presentando similitudes con los comentarios que sobre ese salmo hiciera Hilario de Poitiers, a mediados del siglo IV d.C. Esto lleva a los autores a deducir que el difunto era una persona culta, con una sólida formación en textos bÃblicos e incluso en obras escritas doscientos años antes. (Sánchez - Moreno – Gómez 2009: 144).
El autor considera que puede tratarse de un sacerdote. La invocación introducida por CLAMAT en l. 3 es nueva en la epigrafÃa paleocristiana. (HEP 1, 247)
Tras el estudio de la inscripción, concluyen que posiblemente se encuentre sin terminar por la ausencia de la fecha de muerte, la ausencia de decoración en los laterales, el perfecto estado de la parte posterior… lleva a pensar en un fallido proyecto de tapa de sarcófago con inscripción.
La introducción de la invocación que sigue, con clamat, el grito del hombre consciente de la carga de sus pecados, parece ser nueva en la epigrafÃa paleocristiana. La invocación misma es una clara cita del Nuevo Testamento, pero raras veces se encuentra en invocaciones de este tipo en inscripciones hispánicas, y menos todavÃa su duplicación. El vocativo Deus presenta la forma clásica (y cristiana) en lugar del dee del latÃn vulgar. También es rara la fórmula obiit sub die en inscripciones no métricas, donde normalmente se lee recessit in pace sub die.
La ausencia de fecha, a pesar de que las lÃneas de pautado continúan, puede indicar que la inscripción se talló antes de la muerte de Iohannes y que no se completó a la hora de enterrarle. (Stylow 1984: 107-109).
|