Pascencio, amante de Dios y fiel devoto, abandonó este mundo a la edad de 28 años.
Apenas percibió en sus oÃdos la voz, es decir, la promesa de Cristo, renunció al mundo y sus perecederas pompas, a una vida propia de bestias (o funesta) y a las embriagadoras copas de Baco, de modo que su espÃritu continente (sereno) pudiera contemplar el reino celestial.
Como en este combate luchó como un valiente atleta, fue la voluntad de Dios llamarlo ante su tribunal para darle la palma, la estola y la corona.
Vosotros, que estáis leyendo esto y os satisfacéis con una esperanza vana, aprended en qué consiste la justicia…
Traducción dada por RamÃrez 1991: 98.
Pascencio, amante y fiel servidor de Dios, salió de este mundo a los 28 años. En cuanto oyó la voz de la palabra de Cristo, renunció al mundo, a sus perecederas pompas, a la vida festiva y a las embriagadoras copas de Baco, para que su ánimo sobrio contemplara los reinos celestiales.
Como en esta lucha combatió con fortaleza y alegrÃa, Dios quiso llevarle ante un tribunal perseguidor para darle la palma, la estola y la corona. Los que leéis esto y os regocijáis en la vana esperanza, aprended en qué consiste la justicia…
Traducción dada por Salas - Esteban - Redondo - Sánchez 1997: 88.
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