Nobilis hic Regina iacet, que Blancha vocari / Promeruit; pulcherrima specie, candidior / nive candoris pretium, festinans gratia morum, / Feminei sexus hanc dabat esse decus. / Imperatoris natus rex Sancius illi / Vir fuit; et tanto laus erat illa viro. / Partu pressa ruit, et pignus nobile fudit; / Ventris virginei Filius adsit ei. / Era millena, centum, nonagesima quarta / Reginam constat obiisse piam.

Lectura dada CIHM 6, 43.

Aquí yace la noble reina, que mereció llamarse Blanca, por serlo más que la nívea azucena. Á tan raro candor se unían infinitas gracias, prontas y obsequiosas, de honestidad y donosura; era la gloria del bello sexo. El rey D. Sancho, hijo del emperador, fué su esposo; con ser tan grande, cifró en ella toda su alabanza. De sobreparto ella murió, dando á luz noble prenda; el Hijo de la Virgen la tenga cabe sí en el cielo. En la Era 1194 (año 1156) pasó de esta vida la piadosa reina.


Traducción dada por Fita 1895, p. 344.

Los historiadores de los siglos pasados (Antonio de Yepes, Prudencio de Sandoval o Juan de Salazar) leyeron en el epitafio “Promuerit pulcherrima specie, candidior nive”, a pesar de que no se ajusta bien con la versificación. Fue Juan Francisco de Masdeu el primero que pensó que quizá hubiera un error del copista o del impresor proponiendo el verso como “Promuerit specie niveque candidior”. Más tarde, fue el académico Fidel Fita quien, a finales del siglo XIX, estimó también que el poema se componía mejor si se cambiaba este verso por “Promuerit lilio candidior niveo”. Fidel Fita sería seguido por José María Lacarra (CIHM 6,43).
En 1151 se celebraban solemnemente las bodas en Calahorra o en Nájera, de Sancho, hijo del Emperador Alfonso VII y heredero de la corona de Castilla, con Blanca, hija de García Ramírez el Restaurador, rey de Navarra y hermana de Sancho el Sabio, que acababa de iniciar su reinado. Estas bodas parecían poner fin a las pretensiones de Castilla y Aragón de dividirse el reino de Navarra, sellando la paz, ratificándose en 1153, al concertarse el matrimonio del monarca navarro, Sancho, con una hija del Emperador, aunque no pudo celebrarse hasta después de muerto éste en 1157. Pero en 1156 murió Dña. Blanca sin llegar a reinar, pero dejando un hijo de tres años, el futuro Alfonso VIII el de las Navas, que pudo por algún tiempo titularse heredero de Navarra, ya que hasta 1157 no tuvo descendencia Sancho el Sabio. Después murió Sancho III el Deseado (1158), tras un sólo año de reinado.