En 1076, Alfonso V1 concedió a Silos y a su abad Fortunio un pequeño territorio de una altiplanicie del Duratón en la que, según la tradición, habÃa vivido como anacoreta san Frutos, y donde se hallaba sepultado su cuerpo. Los monjes de Silos, en muy poco tiempo, construyeron allà una pequeña iglesia en honor del venerado como santo. Para ella aprovecharon tal vez restos de una iglesia anterior o ermita (¿visigótica ?), asà como algunas piedras romanas abandonadas
en aquel terreno donado por el rey, en donde existió un castro de aquella época. La nueva iglesia del Priorato silense de San Frutos se dedica en el año 1100. Aún no habÃa sido restaurada la diócesis de Segovia, por ello aparece como fundador el arzobispo de Toledo. MartÃn Postigo (1972).
|