A ti, Juan, te veneró Tarragona por ser un prodigioso obispo y en este lugar enterró tus miembros en paz. En ti el equilibrio moral, en ti la modestia tuvo su reino; brillante por tu elocuencia, tenÃas un humanÃsimo poder en tu corazón; preocupado por los pobres, dotado de gran piedad. Santo, pues, por tu vida, aun más noble por tu fe tú mismo te mostraste a todos firme en tu camino hacia el premio de Cristo. Sin duda, tanto tu nombre como tu espÃritu dulcÃsimo alabarán los tiempos venideros; nunca se han de borrar tus méritos con el paso del tiempo, tus actos te alzan entre elogios a través de los siglos. Con justa equidad, en el trascurso de diez lustros gobernaste a los monjes y al pueblo como guÃa y maestro, recorriendo felizmente en tu vida ocho veces diez años.
Traducción dada por Carande - Escolà - Fernández - Gómez - MartÃn (2006, 9-11).
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