Se trata de una lápida funeraria de un obispo, quizá de la diócesis de Ilipla, que habrÃa nacido en el año 424, fue nombrado obispo en 466 y murió en el año 509. Asà pues, se podrÃa documentar la existencia de esta diócesis ya a mediados del siglo V. Con respecto a su nombre, Vincomalos, no se puede descartar que tenga un origen germánico occidental, pero no gótico, formado por un primer elemento Wing- y un segundo Mal-/Mahal-, presentes en nombres como Teutomalius o Mal-aius. Sin embargo, esta posibilidad tiene problemas porque este compuesto no está atestiguado en el ámbito germánico y no suele ser normal la trascripción tan regular de un nombre germánico al latÃn o griego. La solución tal vez se encuentre en la etimologÃa latina del nombre: Vinco- malos: «venzo a los pecadores», nombre del tipo «Quotvultdeus», normal en el mundo eclesiástico. Esta hipótesis encontrarÃa su apoyo en la aparición del nombre en el siglo V, época de plena cristianización del imperio, y en el hecho, además, de que todos los personajes documentados con este nombre están Ãntimamente relacionados con el mundo eclesiástico. El testimonio más antiguo de este nombre es el de Iohannes Vincomalus, magister officiorum en los años 450-451 y cónsul ordinario en el 453. En Hispania tan sólo se conoce un Vincomalus, diácono que asiste a los Concilios XIII (683 d.C.) y XVI (693 d.C.) de Toledo en representación de los obispos de la sede de Pamplona (HEp 11, 272). Isabel Velázquez afirma que la fórmula Chr(ist)i servus es poco frecuente, incluso insólita, la expresión con el orden servus Christi se atestigua en Hispania al menos con tres ejemplos: HEp 2, 1992, 340; HEp 2, 1992, 402 y HEp 9, 1999, 108 (HEp 11, 272).
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