O Pedro, la piedra te oprime, pero no te ha redimido de la muerte. Mente buena, de habla ensalzada y de alto linaje, culmen del honor, te lloramos a ti Fernando, arcediano, ornamento de la clerecÃa, en la hora de tu muerte, fijada en el año del Señor cuatro veces ocho y seis sustraÃdos de mil doscientos. El tercer dÃa de enero se abrió para ti la puerta del traspaso.
Traducción dada por Pere Ponsich CatRom XIV, p. 211
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