BellÃsimo epÃgrafe donde se combinan el ritmo poético y la pasión religiosa. Ya en su estructura observamos cambios profundos en relación con otros epÃgrafes mozárabes, asÃ, por ejemplo, la adlocutio de otras inscripciones aquà es sustituida por un simple vocativo, lector , al que se le indica sucintamente el nombre de la difunta (Christi famula recubat Christofora). Sigue una breve laudatio , en la que se pondera en un espléndido hexámetro su condición de religiosa ( vixit catholicis se exercens regulis almis ) y sus virtudes cristianas, ya que ha dedicado su vida a dar culto a Dios y a los santos ( colens Dominum et tronos Domini piorum 5 ). El texto vuelve de nuevo a dirigirse al lector para rogarle que se lamente a Dios y le pida que acepte el voto de la difunta ( defunctae suscipe votum ); a continuación siguen cuatro versos que, si bien pudieran ser continuación de la súplica del lector , más bien parecen una reflexión filosófico-religiosa sobre la futilidad de la vida terrena y la necesidad de buscar la salvación eterna como meta de la misma.
Como es natural en una composición con semejante carga de valores religiosos, el vocabulario empleado tiene un fuerte contenido simbólico, y asÃ, ya la propia difunta se hace llamar Christofora , en bello anagrama desconocido en nuestra onomástica, aunque no en su variante masculina, pues es bien conocido San Cristóforo, vÃctima de las persecuciones del emperador Decio en el siglo III y cuyas reliquias se conservan en la iglesia de Saint Denys en ParÃs. Sorprende también las continuas referencias a Dios (cinco veces) y a Cristo (dos veces), y dato curioso, se indica al principio que la difunta es sierva de Cristo, famula Christi (l. 1), para concluir que también lo es de Dios, famula Dei (l. 10).
Hay también que distinguir algunas expresiones notables y en muchos casos desconocidas en la epigrafÃa hispana, asÃ, por ejemplo, punge pectus et Dominum suspira dicens , para indicar el sufrimiento del lector y la muestra de tal dolor al Señor mediante ‘un profundo suspiro’, a estas expresiones habrÃa que añadir la clara anáfora p(recor) p(unge) p(ectus) . También son notables haec est sors hominum, haec est condicio carnis , con dos frases asindéticas y con fuerte anáfora, para calificar la condición humana, su aspecto mortal, y veloci cursu movetur vita periclis , en una definición de la vida como un rápido curso hacia la muerte en medio de las tentaciones. Al velox cursus del hombre ordinario, el epÃgrafe opone el tranquillus cursus del afortunado, felix , que sine crimine Christum suscipere sursum.
HabrÃa que destacar igualmente abiit ‘partió’, en lugar del común obiit y el participio praefata ‘ya mencionada’, pues, después del largo excurso anterior, el autor del texto parece que siente la necesidad de advertir que vuelve a hablar de la difunta. (González Fernández, 2016, p.59-61)
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