Este epÃgrafe se inicia con una breve referencia del nombre del difunto y su condición de presbÃtero, destaca el empleo del frecuentativo latitat en vez del más normal latet (l. 1), para enumerar inmediatamente en una amplia laudatio (ll. 2-5) sus cualidades personales (abbas inclitus , bonus , humilis) y sus méritos como religioso (miles Christi, famulus Dei) y, sobre todo, su condición de fundador y rector del monasterio donde fue enterrado ( pater et regens monachos ). Sigue una breve acclamatio mostrando el deseo del autor del epitafio de que consiga ganar el ParaÃso (Sit Paradisus ei). Termina el texto con la indicación de que descansó en paz el primer domingo de Cuaresma del año 930 ( feria I Nonas Martias ).
El Padre Fita piensa que el autor de este epitafio sufrirÃa tres influencias, por una parte, las ideas expresadas por San Eulogio en la narración de los martirios de los santos Sabiniano y Wistremundo, ya mencionada:
Epitafio San Eulogio
Abbas et inclitus… pater
Ac regens monachos.
Humilis ac bonus miles
Feria I, nonas Martias
San Eulogio
E coenobio sancti Zoilii Armilatensi …
quo dudum sub regula vel abbate.
In castris Domini militans.
Séptimo idus Junias, feria I.
También influirÃa en su redacción la inscripción que recordaba el recinto donde San MartÃn, obispo de Tours, habÃa residido, haciendo vida eremÃtica:
Hic inhabitavit, felix eremita, sub antro.
Hic inhabitavit, quem Paradisum habet.
Por último, Fita destaca el empleo de la fórmula Sit paradisus ei , propia de los epitafios hebreos y, aunque sea desconocida de los epÃgrafes cristianos, cree que el autor del epitafio ha visto en ella un carácter cristiano, que recuerda la promesa hecha por Cristo al Buen Ladrón (Luc. XXIII, 43), y que recoge fielmente la plegaria de la liturgia mozárabe, que se leÃa en el prefacio de la misa del primer domingo de cuaresma: ut qui de paradiso per inobedientiam Adae non abstinendo decidimus, nunc autem per oboedientiam Christi ieiunando surgamus . Pues bien, como señala Fita, el primer domingo de Cuaresma cayó el dÃa 7 de marzo del año 930, el dÃa del fallecimiento del abad Daniel, a quien seguramente le serÃa leÃda en el momento de su muerte la antÃfona ‘ aperiat tibi Dominus paradisi ianuam ’.
En la breve laudatio el autor del epitafio matiza con los vocablos pater et regens la condición de fundador y abad del convento, empleándose el demostrativo iste con el valor de ‘este’ y no de ‘ese’ más clásico. (González Fernández, 2016, p.116-118)
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