El muy reverendo y magnífico señor don fray Alonso de Burgos, por la divina gracia obispo de Palencia, conde de Pernia, obispo que primeramente fue de Córdoba y Cuenca, maestro de teología, confesor y capellán, servidor y hechura de los muy altos y serenísimos príncipes, invictísimos y muy católicos, de gloriosa e inmortal memoria, don Fernando y doña Isabel, nuestros señores, rey y reina de Castilla, de Aragón y de Sicilia, etc., deseando restituir y poner a Dios en su santo templo, como leal siervo y despensero suyo, aunque de su misericordiosa mano indigno, para hacer algo en su honra, loa y gracia de su santo nombre y ensalzamiento del culto divino, que aceptable y grato le sea, y acordándose de la crianza, doctrina y letras que en esta santa casa hubo en su mocedad y de cómo en ella comenzó el santo oficio de la predicación y de los actos escolásticos y grados que en ella hizo y recibió, y cómo de ella le sacaron los grandes destos reinos para entender y remediar las discusiones y discordias que entre ellos había, lo cual todo sucedió en servicio de Dios y de Sus Altezas, deliberó hacer en ella y edificó a sus expensas este claustro y sobreclaustro.

Texto dado por CIHM 3, 147.

Palomares Ibáñez recoge en su tesis doctoral la inscripción que, a su juicio recorría el claustro y sobreclaustro, la cual fue borrada cuando el Duque de Lerma tomó el patronato del convento.

En el libro becerro se ofrece un completo listado de las obras realizadas por el obispo: “Hizo de planta el claustro y sobreclaustro, la mayor parte de el salón alto y vajo, la librería, capítulo, refectorio, ospicio, enfermería antigua, retablo y choro antiguo, rexa de la capilla mayor, portería y el primer cuerpo de la primorosa de fachada de la yglesia.” Además, nos informa que de ello se da cuenta en el rótulo que “mandó poner al derredor de el claustro y sobre claustro, de el qual se guarda una copia en este referido depósito.”

El hecho de que se indique que en el epígrafe del claustro se daba cuenta de las obras realizadas, mientras que en el que recoge el historiador dominico no aparezca ninguna de las obras mencionadas nos hace pensar que tal vez no responda a la auténtica inscripción ordenada por fray Alonso de Burgos, además del hecho de referirse a los Reyes Católicos como ya difuntos.