Archivo Epigráfico de Hispania Tardoantigua y Medieval (AEHTAM)

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 YACIMIENTO:  MUNICIPIO:
 PROVINCIA:     REF:   REF. AEHTAM:
 DEPÓSITO,N.INV.  OBJETO:   TIPO YAC.:

 

 
Generalidades TEXTO Epigrafía y
Paleografía
Ilustraciones Contexto
Arqueológico
Bibliografía
 TEXTO:
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Texto A :
(Crux) In era MCXXXI VI id(us) dec(em)br(is) obiit an[...] et Eilonis comitisse carus filius (Crux)

Texto B :
Dextra Xr(ist)i benedicit Anfusu(m)/ defu/nctu

Texto C :
S(an)c(tu)s/ Ioh(anne)s/ evan/ gelis/ta

Texto D :
Micha/el/ ar/change/lus

Texto E :
Gabriel angel/us

Texto F :
Ra/pha/el/ an/gel(u)s

Texto G :
Mar/cus et/ Lucas/ evan/ ge/lis/te

Texto H :
Ma/the/us/ evan/gelis/ta

Texto I :
Calice


Textos dados por Miguélez Cavero 2011, p. 81-83.

 

 TRADUCCIÓN:    

 

 COMENTARIO:  

Las relaciones entre Mondoñedo y Sahagún pueden sostenerse también desde el punto de vista institucional, al tener en cuenta el papel jugado por el obispo Gonzalo, durante cuyo episcopado se llevó a cabo la remodelación del edificio prerrománico de San Martiño de Mondoñedo para adaptarlo a las nuevas formas de hacer románicas, en las últimas décadas del siglo XI. El obispo Gonzalo procedía de la familia Froilaz, la más poderosa de Galicia en ese momento. Antes de su consagración episcopal, desempeñó el cargo de abad de Sahagún, posición que ocupó, al menos, entre 1063 y 1070. Fue elevado a la condición de obispo por Alfonso VI, siendo una de las figuras más cercanas al monarca y, por tanto, también al conde Pedro Ansúrez, entre los años 1070 y 1108. Tras su nombramiento como obispo de Mondoñedo y su marcha a Galicia, volvió en varias ocasiones a León y Castilla. En este sentido, es relevante señalar que estuvo presente en los concilios de Burgos de 1080 y de Husillos de 1088 y que confirmó algunos de los privilegios reales de Alfonso VI a Cluny.

Por todo ello, creemos que compositiva e iconográficamente, las imágenes esculpidas en la cubierta del sarcófago de Alfonso Pérez podrían pertenecer al acervo figurativo que poseía el propio monasterio de Sahagún, repertorio del que procederían también los modelos que podemos ver en otras obras cronológicamente próximas, entre las que destacan el documento de fundación de San Salvador de Villacete, el Beato de Burgo de Osma y el retablo de San Martiño de Mondoñedo. En este sentido, no hemos de olvidarnos de los comitentes de estas obras, todos ellos alrededor de la figura de Alfonso VI y sus aires aperturistas: uno de sus principales magnates, Pedro Ansúrez, el abad Gonzalo, que colaboró estrechamente con el monarca y el arzobispo Bernardo, procedente de Francia e introductor del nuevo rito litúrgico.

Teniendo como referencia la lectura hecha por Sandoval para la parte que actualmente no se conserva, podemos señalar que el epígrafe da noticia de la muerte de Alfonso, hijo querido del conde Pedro Ansúrez y la condesa Eilo, el 6 de diciembre de 1093. Mediante este texto, por tanto, simplemente se da noticia del fallecimiento del hijo del conde. No se trata de un epitaphium sepulcral en el que se recoja el enterramiento del difunto en el sepulcro mediante los términos iacet o requiescit ni tampoco se reivindica su persona. Es, sencillamente, un epitafio necrológico que recoge la fecha del óbito del hijo de un noble.

En ellas hay dos aspectos que llaman la atención: el primero se refiere a la utilización de textos diferentes para nombrar a los evangelistas: Juan, figurado como un águila, es descrito como “santo”; mientras que el resto, representados como figuras aladas, son identificados únicamente con su nombre, sin ningún tipo de alusión a su santidad.

En segundo lugar, también se hace una diferenciación en el caso de los ángeles. Miguel es identificado como “ARCHANGELVS” mientras que Gabriel y Rafael son “ANGELUS.” (Miguélez Cavero, 2011, 79-83)


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