Se trata del único documento epigráfico oficial bizantino conservado en la PenÃnsula. Es un epÃgrafe conmemorativo de la refacción de la puerta de la muralla de la ciudad de Carthago Spartaria, verosÃmilmente la capital de la Hispania bizantina. Se fecha, por año de reinado y por indicción, en el año 589; por lo tanto, en el gobierno del emperador Mauricio (582-602), quien sostuvo un importante enfrentamiento militar con el rey visigodo Recaredo. En ese 589, Recaredo y su pueblo abandonarán el arrianismo para profesar la religión niceno-calcedonense, la que seguÃan la mayor parte de sus súbditos cristianos. De esta pieza se desprende, con evidente nitidez, que el Imperio Bizantino de finales del siglo vi utilizó la epigrafÃa como instrumento polÃtico, como elemento para comunicar cuáles eran sus intenciones en la PenÃnsula Ibérica. Si los arqueólogos están en lo cierto al situar esta inscripción en la puerta principal de la ciudad, ese efecto propagandÃstico aún queda más claro: todo el que llegara a la ciudad sabrÃa que estaba entrando en una ciudad dominada por el emperador Mauricio, el cual habÃa enviado a la PenÃnsula a uno de sus más Ãntimos colaboradores, Comenciolo, a luchar contra los enemigos de los romanos, los visigodos, pues asà hay que interpretar aún a finales del siglo vi ese hostes barbari. La romanitas de Mauricio y Comenciolo frente a la barbaritas, que no era otra que la visigoda. La última parte de la inscripción de Cartagena, sic semper Hispania tali rectore laetetur / dum poli rotantur dumq(ue) sol circuit orbem, nos habla, además, de cómo el gobierno imperial comunica a sus súbditos su fe en la eternidad del Imperio y en la del mando del mismo en Hispania (Vallejo Girvés 2012, pp. 79-80).
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