Epitafio atribuido a Sancho III, el Mayor, también denominado Rex Ibericus, monarca navarro. Reinó entre 1004 y 1035 en Pamplona aunque llegó a dominar los territorios de Castilla, Álava y Monzón. Fue sin duda el monarca más influyente del s. XI.
Se trata del controvertido epitafio conservado en Oña. Se correspondería con la renovación de los epitafios de finales del s. XV. El apelativo “Abarca” que figura en el epitafio parece corresponder al abuelo del rey Sancho III, aunque Yepes sostiene que se mantiene el sobrenombres en algunos descendientes.
Pero para Yepes, Sancho Abarca es en realidad Sancho II, y no Sancho III. Al tratarse de una traslación de cuerpos realizada varios años después puede haberse producido una equivocación en la designación y no una confusión de cuerpos. Contradictoriamente en la parte final del tomo II, Yepes vuelve sobre los sepulcros de Oña y recoge esta noticia, con errores –dice él- de un epitafio que se conservaba en Oña: “En la segunda tumba junto a ésta (lo cual dice por la del rey D. Sancho, que murió sobre Zamora, que está en el primer lugar) descansan los huesos del serenísimo Sr. D. Sancho el Mayor, que por sobrenombre fue llamado Abarca, el cual fue rey de Aragón y de Navarra, y después hubo el reino de Castilla, porque fue casado con doña Mayor, hija del señor donde don Sancho, que fue señor de Castilla. Este señor rey reformó este monasterio y trajo a él monjes de San Pedro de Cluny, de Francia, y puso por primer abad de esta casa al glorioso padre San Íñigo, santo canonizado con autoridad de la Iglesia romana, y dio a este monasterio este señor rey grandes exenciones y libertades, porque también fue delegado del Papa en estos reinos de Castilla. Pasó de esta vida a gozar de la bienaventuranza a 18 días del mes de octubre, año del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo de 1039”.
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