FECHA HALLAZGO:
CIRCUNS. HALLAZGO:
DATACIÓN
CRITERIOS DE
DATACIÓN :
Por los materiales que la acompañaban.
La pieza fue localizada acompañada de restos materiales romanos. Es posible que se la pueda incluir dentro de un fenómeno general en todo el valle medio del Ebro, a saber, el inicio de la extensión del hábito de erigir inscripciones. Esta primera producción epigráfica latina, datada en época republicana, apenas supera la decena de inscripciones, y se localiza en torno a Ilerda y Celsa, y está vinculada a los medios oficiales y militares.
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CONTEXTO HALLAZGO:
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La pieza fue encontrada por dos vecinos de Mélida, Luis L. Garde y Ángel Cuartero, quienes la extrajeron limpiamente de una de las estructuras de arenisca del yacimiento. La pieza había quedado a la vista, vislumbrándose parte de la inscripción, lo que llamó la atención de sus descubridores.
La pieza fue localizada acompañada de restos materiales romanos. Procede del yacimiento Cabezo Lobo II.
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OBSERVACIONES:
La pieza es un paralelepípedo de piedra arenisca local con al menos tres textos inscritos. Está mutilada por la parte izquierda e inferior. El borde superior parece ser el original, ya que las letras conservadas se ajustan al espacio existente entre la línea guía y el margen, sin apreciarse signos cortados. La parte derecha de la pieza presenta un cierto desbastado, y parece que el final de la linea coincide con él, por lo que podría ser que ésta se correspondiera con una fase de reutilización del soporte.
Las dimensiones del objeto serían 33 x 28 x 11,5 cm. El tamaño de las letras y estado de conservación varía según el texto. Simón Cornago da unas medidas conservadas de: (29) x (28) x 12.
Bajo el nombre de Cabezo Lobo se conoce una zona en el extremo septentrional de las Bárdenas, que también se denomina Bárdena Blanca. Es un terreno con cerros testigos en forma de mesa, protegidos de la erosión por la presencia en su parte alta de niveles de areniscas, características de la Formación de Ujué. A sus pies el agua ha producido escarpados y ramificados barrancos.
Cabezo Lobo engloba un conjunto de tres sitios arqueológicos. Cabezo Lobo II, lugar al que pertenece la pieza, es un pequeño lugar fechable, por sus materiales cerámicos recogidos en prospección, entre el primer tercio y mediados del s. I d.C. En el corte del terreno por la incisión de un barranco se reconoce un paquete estratigráfico en el que, a lo largo de 30 m, afloran estructuras de arenisca, de dificil interpretación, con un nivel de incendio.
A nivel local, el yacimiento se inscribe dentro del proceso de abandono que el territorio de las Bárdenas Reales sufrió desde comienzos de la Edad del Hierro. Así, uno de los pocos enclaves que se instalan aquí es el conocido con el nombre de Cabezo Lobo I, asentamiento llano de tipo "vicus" o aldea-granja muy próximo al lugar de donde procede la pieza. Presenta restos de construcciones y su necrópolis asociada. El emplazamiento no tiene connotación defensiva alguna. Sólo tiene un nivel de ocupación, fechado a finales de la II Edad del Hierro, entre los ss. III-I a.C. El lugar llegó a conocer la romanización tempranamente, por los restos cerámicos encontrados. El mantenimiento de este núcleo en la zona hizo que se diera una continuidad de poblamiento con otros enclaves, como Cabezo Lobo III, Cantalar II o Cueva Quemada. Éstos tenían una función de tipo agropastoril, que se pone en relación con rutas de circulación del ganado.
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