Plomo con inscripción por una cara. Fue doblado dos veces. Parece que la parte de arriba y de abajo están completas, mientras que a izquierda y a derecha están rotas o cortadas, ya, al parecer, desde época antigua. Gómez-Moreno duda de su autenticidad.
Dibujo en: Llobregat 1972, 122 (Serreta IV). Foto y dibujo en: MLH.
La Serreta es un monte de forma alargada, muy cercano a El Puig, cuya cresta alcanza aproximadamente medio kilómetro de longitud y se halla ocupada en su mayor parte por un poblado. En un extremo, cerca del poblado, está el santuario (Tarradell 1968, 357; Grau 2002, 230-233a y fig. 67,1). El poblado tiene una extensión de 2,5 hectáreas, que aumentaron a 5,5 a fines del siglo IV o principios del III a.C., cuando La Serreta pasó a ser la capital de una gran comarca. En él se han encontrado materiales fenicios en el Ibérico Antiguo. Fue destruido en los primeros años de la dominación romana (Bonet - Mata 2001, 181b-182b) aunque el santuario siguió siendo visitado hasta por lo menos el Bajo Imperio.
Visedo 1951, 40 señalaba que habÃan aparecido grandes planchas de plomo recortadas pero, por lo que parece, sin escritura. Olcina et alii 1998, 37b-39a piensan que al haber en el Sector I un nivel único de ocupación en el siglo III a. C. que se abandona a fines de dicho siglo o principios del siguiente, parece evidente que los plomos se usarÃan en el s. III. El hallazgo del plomo V (A.04.05) en 1956 en el departamento 1 (hoy F1) junto a un rico ajuar datado a fines del III o inicios del s. II a.C. indica que no todos los ejemplos de epigrafÃa en plomo se recuperaron en el nivel arrasado del s. IV, sino que algunos corrsponden al perÃodo de mayor desarrollo del poblado. La necesidad y el hábito epigráfico comenzarÃan en el s. IV pero se intensificarÃa en el III a. C. y pudieron llegar a principios del s. II a. C.
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