Es un gran farallón rocoso de unos 70 metros de longitud y escaso cobertizo, con una inscripción ibérica pintada y pinturas que se encuentran formando varios grupos, ejecutadas en distintas gamas de colores: rojo-castaño, negro y blanco. La escena en la que aparece la inscripción está situada en una de las primeras concavidades. En la parte superior izquierda de esta concavidad aparece un primer cuadrúpedo de difÃcil clasificación por su simple diseño; más abajo y a la derecha hay otro animal, tal vez un cánido. A su derecha destaca el grupo más importante, enmarcado por un fino trazo delimitador. Por encima de este trazo se entrevee un antropomorfo esquemático. En el extremo superior izquierdo aparece una figura femenina, a juzgar por su falda. En su costado derecho se distinguen cuatro cuadrúpedos, uno sobre otro verticalmente, con un trazo tan simple que impide su clasificación. Siguiendo a la derecha, hay restos de un motivo rectangular silueteado, y yuxtapuesto al mismo aparece un jinete. Entre las patas del animal se prolonga una imagen, de color más claro, que podrÃa ser una figura humana. Junto a la cabeza del équido parten los cuatro signos ibéricos, realizados en pintura rojo-castaño y trazados de forma muy cuidada, aunque tienen algunas irregularidades debidas a la rugosidad de la roca.
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