FECHA HALLAZGO:
CIRCUNS. HALLAZGO:
DATACIÓN
Finales del siglo - III hasta, aproximadamente, el cambio de la era.
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CRITERIOS DE
DATACIÓN :
Arqueológicos e histórico-paleográficos: La horquilla temporal general del uso del signario paleohispánico no redundante se extiende desde la fecha aproximada de la denominada tésera de Armuña de Tajuña, datada a finales del s. - III por el material arqueológico, sobre todo numismático, que apareció asociado a ella, hasta las fechas en que se considera que el uso del signario paleohispánico dejó de ser usado por los celtÃberos, es decir, el cambio de era.
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CONTEXTO HALLAZGO:
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La tésera se encontró entre los hallazgos procedentes del nivel de destrucción del oppidum, el denominado Nivel 3 (UE3), más concretamente en el área 3, cuadro F4. En este nivel han aparecido grandes cantidades de cerámica, en gran parte decorada, restos en hierro y bronce (herramientas, armas y adornos en bronce), restos de útiles y enmangues de asta y hueso, muchos decorados, cuentas de vidrio y un denario completo y un cuarto de otro (denarios de Turiazu y Bolskan).
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OBSERVACIONES:
Tésera de bronce con forma de mitad posterior de un porcino perfectamente silueteado, pero que en origen debÃa estar completa, habiendo sido cortada intencionadamente. Uno de sus lados tiene remarcado el contorno con una fina lÃnea perimetral. También aparecen dos lÃneas paralelas oblicuas en la parte trasera del lomo. En el otro lado contiene una inscripción que recorre el lateral de la silueta por una de sus caras. Además, la pieza tiene un orificio realizado ex professo y que atraviesa la placa de lado a lado.
Su peso es de 9,30 gr.
El oppidum de Monte Bernorio se sitúa en la vertiente sur de la Cordillera Cantábrica ocupando una estratégica posición como punto defensivo clave para controlar un amplio territorio como es una importante intersección de vÃas de comunicación naturales que conectan ambas vertientes de la Cordillera Cantábrica por su lado central, y otra vÃa de comunicación natural en dirección este-oeste por su vertiente meridional, lo que le ofrece una posición muy favorable de acceso a las cabeceras de las cuencas de los rÃos Ebro y Pisuerga. Las laderas del monte fueron ocupadas ya desde época temprana, NeolÃtico final y CalcolÃtico, pero hasta el Bronce Final y la Edad del Hierro no se ocupa la meseta con un núcleo estable. Su final parece que fue violento y sucedió durante la primera fase de las Guerras Cántabras, en el s. I a.C. A continuación, sobre las ruinas se instaló un castellum romano que se mantuvo durante varias décadas. Asà pues, la cronologÃa del yacimiento va desde el s. IX hasta el I a.C.
Las primeras excavaciones en el yacimiento se hicieron en el año 1890 y fueron dirigidas por Romualdo Moro. Durante la Guerra Civil Española (1936-1939) el yacimiento se ocupó y fortificó, por su estratégica ubicación. Tras la guerra tuvieron lugar las primeras intervenciones arqueológicas propiamente dichas dirigidas por J. San Valero Aparisi, durante 1943, 1944 y 1959. Tras esta última campaña no se volvió a excavar el yacimiento hasta el proyecto actual, que comenzó en 2004.
Las actuales excavaciones han sacado a la luz la lÃnea de muralla al completo, con tres puertas y sus correspondientes caminos de aproximación y rampas de acceso. Esta muralla está reforzada por un foso de 4 m de ancho y más de 2,5 de profundidad. Esta lÃnea defensiva circunda un espacio de 28 ha. Además, las defensas naturales de las laderas de la meseta se complementaron con lÃneas de parapetos de tierra que se ha denominado "multivallado vertical".
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