Los textos se distribuyen entre dos láminas de plomo diferentes. La primera de ellas, que contiene los textos C y D, servÃa de envoltorio de la segunda lámina, que contiene los textos A y B. Esta primera lámina está escrita por ambas caras y contiene, sobre todo, indicaciones metrológicas. La segunda lámina, aplastada y enrollada dentro de la primera, es de difÃcil lectura por su mal estado de conservación y por contener en ambas caras textos superpuestos.
La distribución de los textos es la siguiente: la cara A, perteneciente al plomo envuelto dentro de otro, contiene cuatro lÃneas, la primera de las cuales se divide en dos, 1a y 1b. 1a comienza en el margen izquierdo y tiene una longitud de 3 cm. 1b comienza a la derecha de 1a, sobre las últimas de ésta, de forma oblicua, y está acompañada por una lÃnea inferior. Las lÃneas 2 y 3 comienza al margen izquierdo y se tuercen hacia arriba tras el final de la lÃnea 1a, continuando 0,5 cm más hacia delante. A continuación una lÃnea que va paralela al margen inferior del plomo separa las lÃneas 3 y 4. Las primeras lÃneas conservadas de la lÃnea 4 están a 3,5 cm del margen izquierdo. Debajo de esta lÃnea, además, hay restos de otro texto, hoy ilegible.
La cara B del mismo plomo se compone igualmente de cuatro lÃneas y otra lÃnea más perteneciente a un texto anterior. Asà pues la lÃnea 1a cubre a la lÃnea 1b, el texto más antiguo que se conserva en el plomo. No llega a ocupar toda la longitud del campo epigráfico, dado que termina a 2,2 cm del margen derecho. Bajo esta lÃnea 1a se ha trazado una lÃnea paralela a la longitud del borde superior y que cubre a lo largo todo el campo epigráfico disponible. Para Untermann esta lÃnea incisa tiene relación con la lÃnea 1a.
1b es el texto más antiguo del plomo, cubierto, como se ha mencionado arriba, por 1a, y seguido por la segunda lÃnea. Ésta lÃnea 1b cubre toda la longitud del espacio epigráfico disponible y los dos últimos signos giran a la derecha hacia abajo.
La lÃnea 2 se inicia en el margen izquierdo y no llega a cubrir la mitad del campo epigráfico, terminando a 6,3 cm del margen derecho. A la altura de esta lÃnea 2, a 3 cm a la izquierda del margen derecho, hay un signo e con el mismo ductus que la lÃnea 1a. Para Untermann podrÃa tratarse de una corrección o una adición.
Las lÃneas 3 y 4 están dispuestas en posición invertida a las anteriores. La lÃnea 3 se divide en dos segmentos, 3a y 3b. 3a se sitúa junto al borde superior izquierdo (dando la vuelta al plomo). A partir del 9º signo la lÃnea es ilegible. La lÃnea 3b, por su parte, se inicia a 2 cm a la derecha de 3a, torciéndose hacia abajo y siguiendo su trazado en un nivel inferior al del comienzo y al de la lÃnea 3a. Sobre esta lÃnea hay restos de una cuarta, de la cual son legibles los primeros signos, situados a 3,5 cm del margen derecho.
En cuanto al plomo que servÃa de envoltorio a éste, contiene dos caras, C y D. Fue cortado intencionadamente para servir de cubierta del otro plomo. Por ello en ambas caras sólo se han conservado las partes finales de cada texto. El texto C está separado por una lÃnea y contiene indiaciones numerales a la derecha y su ductus es diferente al del texto principal de este plomo, D.
En la confección de los textos intervinieron diferentes manos, quizás tres: un primer escritor (Escritor I) debió ocuparse de los textos B.1b, 2 y quizás A.1a y 4; un segundo escritor (Escritor II) debió redactar los textos A.1b, 2, 3 y B.1a y 3a; y un tercero (Escritor III) se ocuparÃa del texto B.3b, que presenta formas diferentes de los signos. Sobre la lÃnea 4 de B no hay ninguna decisión posible. El escritor II es el único que presenta interpunciones y según Untermann sus lÃneas debieron ser las últimas escritas antes de que se enrollara el plomo.
Este plomo interior debió ser reutilizado varias veces y para Untermann no es probabe que los textos de los diferentes escritores tengan relación de contenido entre sÃ.
En el texto A, perteneciente al plomo enrollado, en la primera lÃnea, 1a, bastiki puede contener el segmento basti, también atestiguado en Pech Maho como bastike, bastiÅ• (AUD.05.34, 6, 22-23), seguido de un sufijo -ki (MLH III.1 § 530). boutin, en A-1b, se encuentra en NNP.
En la segunda lÃnea del texto A se lee la secuencia eÅ•e , presente también en la epigrafÃa de Liria, como por ejemplo en eÅ•eiskoltetu (V.06.016), en Yátova en eÅ•eko (V.13.03, B-II, 1), en Ullastret en eÅ•esu (GI.15.04, A-5) y en Gruissan en eÅ•eti (AUD.04.02, 1).
En la lÃnea 3 del mismo texto A kaisurarbi puede ser un NP seguido de un sufijo -tan. En esta misma lÃnea sakariskeÅ•, también en Alcoy (A.04.01, A-II) y en monedas de Cástulo (Mon.97-5), es NP. bataÅ•ati se pone en relación con bataÅ•atite (Orleyl, CS.21.07, A-7), isbataÅ•is (Sagunto, V.04.13), taÅ•ati (Los Villares, V.07.02).
En la siguiente lÃnea, la cuarta, ebaseÅ• se compara con ebaÅ›ir (Yátova, V.13.03, B-I, 3, 4).
Texto B: en la primera lÃnea, 1a, la secuencia abaÅ•Å›en se segmenta como abaÅ•Å›, con paralelo en la lÃnea 3 del mismo texto en abaÅ•taÅ• y en abaÅ•Å› de Pech Maho (AUD.05.36b, 6) y el sufijo -en. A continuación se lee sorse que se encuentra también en GI.10.14 (Ampurias), donde quizás sea parte de un NP.
En la lÃnea 1b del texto B iunstir podrÃa representar la primera palabra de un texto al igual que en CS.18.01, A-1 (El Solaig) y A.04.01, B-1 (Alcoy). A continuación abateka se compara con abatekir (V.13.03, A-II,2. Yátova). Si la 20ª letra se lee e en lugar de ḿ da como resultado el NP baiseiltiÅ•, al que parece seguirle un segundo NP compuesto por biltu y un elemento antroponÃmico no atestiguado kaÅ•in, seguido de un sufijo -ar.
En la segunda lÃnea, B-2, uÅ›talaibi puede ser NP. etais se compara con taidel mismo plomo (A-3) y etaitor en Ensérune (HER.02.373, 5).
En la lÃnea 3a de este texto B abaÅ•taÅ• es, o bien, un NP seguido del sufijo -ike, o un apelativo abaÅ• y taÅ•ike (=taÅ•ike MU.04.01, 5, Cigarralejo). abaÅ• también aparece en la lÃnea 1a del mismo texto.
En la lÃnea 3b del texto B baÅ•beko podrÃa ser una abreviatura con -ko como sufijo, de un NP, que se compara baÅ•boÅ• en Azaila (TE.02.313).
Los textos C y D presentan restos de letras de difÃcil valoración junto con secuencias numerales. En el texto D el signo a delante de los numerales quizás represente la abreviatura de la unidad metrológica, a la que le sigue la indicación de la cantidad; en ]aka probablemente se pueda identificar el sufijo -ka, frecuente ante numerales y vinculado a NNP.
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