El signario utilizado es el ibérico nororiental y no hay trazas de uso del sistema dual en ninguno de los textos. Las variantes de ka, ko, ki, ti, te y tu son las simples y las variantes de ti y ke las complejas, pero el uso de las variantes complejas, en especial de ti y ke, en inscripciones no duales es relativament frecuente. De la comparación entre los signarios usados en los tres textos de este plomo se puede concluir que no hay prácticamente diferencias-salvo en lo referente a los signos ke, aunque el signo ke7 del texto A1 es dudoso-entre el signario del texto 1 de la cara A y el texto de la cara B, lo que permite considerar que fueran un solo texto o, en todo caso, fueran obra de la misma mano. El signario del texto 2 de la cara A presenta alguna diferencia con los otros dos, pero las dudas de lectura de los signos de este texto convierten estas diferencias en poco fiables. La diferencia más apreciable respecto al signario del primer plomo de Monteró es el uso de la variante del signo e de dos trazos en este segundo plomo, por el uso de la variante de tres trazos en el primero. En cualquier caso, las estimaciones cronológicas respecto al primer plomo son aplicables a este segundo: el uso de la variante serpentiformes S8 y de las formas redondeadas ke7, ѓ7, te10 y ku2 sitúan probablemente esta inscripción en un momento anterior al primer cuarto del siglo II a.C., teniendo en cuenta que estas variantes son frecuentes sobre las dracmas ibéricas de imitación, entre los siglos III-II a.C. y poco frecuentes, o inexistentes en algunos casos, en las monedas de bronce ibéricas de los siglos II-I a.C.
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