Respecto de la lectura MLH III, es factible dudar de cuál es la vibrante representada en el antepenúltimo signo de la primera lÃnea, Å• o r, puesto que los trazos que diferencian un signo de otro, punteados en el dibujo de Hernández, no son perceptibles. No obstante, la reconstrucción de Å•7 serÃa posible, pero juntarÃa en exceso este signo con el anterior, además las Å• más claras en este texto son del tipo Å•6, circunstancia que lleva a optar por r5 como transcripción primaria.
También es factible considerar la reconstrucción del último signo de la primera lÃnea como vibrante, con dudas similares a la vibrante anterior, aunque aumentados por la fractura y la posibilidad de reconstruir otros signos. Finalmente, es factible corregir la lectura del último signo de la segunda lÃnea, que se da en MLH como un signo u seguro, por un posible signo n. Distinguir los trazos principales en esta zona es especialmente complicado pues aparecen varios posibles candidatos, punteados en el dibujo de Hernández, pero no reproducidos en MLH. Entre las alternativas de lectura, l2 o i por ejemplo, aunque la reconstrucción de n con el último trazo a caballo de la fractura distribuirÃa mejor los signos que la de u.
También ha aparecido la pieza que encaja por la derecha, citada por Hernández, pero no dibujada, donde sólo se aprecian de forma muy tenue los trazos correspondientes al fragmento perdido del último signo de la primera lÃnea y quizás los del último de la segunda, por lo que en la nueva lectura prescindo de los corchetes que indicaban que el texto estaba incompleto, aunque quizás análisis posteriores con la luz adecuada permitan revelar signos ahora no identificados.
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