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De esta inscripción cabe destacar el hecho de que esté escrita de derecha a izquierda, hecho muy poco frecuente en la escritura ibérica nororiental. El elemento más familiar que aparece es el elemento balkar, aunque tradicionalmente interpretado como formante antroponÃmico, teniendo en cuenta el grado de repetición de este elemento en forma aislada o seguida del morfema -e en diversas inscripciones rupestres de La Cerdanya y en la del Cogul, lo más probable es que se trate de una referencia a una divinidad. En este caso complementada con el elemento kanÅ›kebe, quizás un epÃteto, que serÃa la que en este caso llevarÃa el caracterÃstico morfema de dativo -er.
 
 Entre los dos elementos finales y justo detrás de lo que parece la cabeza de la figura hay un signo n que no parece que pueda ligarse a ninguno de los elementos léxicos ya identificados y que por tanto podrÃa funcionar de forma autónoma, como complemento de la figura o quizás del elemento final. La presencia de signos n aislados en otras inscripciones rupestres, ya han hecho plantear que fuera la forma abreviada de neitin. En la superficie aparecen otro signo n aislado y dos posibles pares de signos aislados, que a pesar de las dudas de lectura, podrÃan leerse como ni, que podrÃa ser la forma abreviada de la conocida fórmula neitin iunstir.
 
 El elemento final labeÅ•eiku podrÃa ser una referencia toponÃmica por la presencia del morfo ku. La raÃz de este topónimo serÃa labe(r) si se confirma la presencia del morfo ei, y quizás compartirÃa raÃz con el topónimo Labitolosa. En una inscripción votiva esta referencia toponÃmica podrÃa corresponder a un epÃteto local, que podrÃa estar identificando a la comunidad de la que la divinidad era protectora, como podrÃan ser balkar y n(eitin).
 
 La segunda inscripción también está escrita de derecha a izquierda, se compone de dos lÃneas probablemente independientes, pero de paleografÃa coherente, donde se repite el elemento gaisir, que estarÃa formado por el núcleo gais y el morfo ir. Tanto la repetición como el hecho de que combine con ir, plausible variante del más frecuente er permite añadir este elemento a la relación de posibles divinidades o epÃtetos. En la segunda lÃnea aparece un elemento ya conocido, aloÅ•beri, que en la tortera de Palamós encabeza el segundo texto. Aunque la interpretación habitual es que se trate de un antropónimo, dado que la repetición antroponÃmica es baja en ibérico, parece más probable integrarlo también dentro del grupo de posibles divinidades.
 
 Análisis léxico: 
 
 gaisir: Este elemento admite dos segmentaciones, por un lado podrÃa ser el resultado de la combinación de gais con ir, o gais con sir. No obstante, el contexto hace plausible que el morfema -ir final se trate de una variante del morfema -er de dativo, lo cual indicarÃa que gais deberÃa ser un teónimo o quizás un epÃteto de la divinidad. El elemento gais ha sido confirmado recientemente como formante antroponÃmico al aparecer en el nombre del padre de uno de los cuaterviros de Iulia Lybica (LlÃvia) Bastobles Gaisco F. (Ferrer i Jané et al. 2018: 182). 
 
 aloÅ•berigaisir: El hecho de que la parte final del texto repita la misma secuencia que en el texto de la lÃnea superior permite segmentar sin dudas un primer elemento aloÅ•beri, que por otra parte ya era conocido por aparecer en la tortera de Palamós, aunque con la segunda vibrante cambiada aloÅ•beÅ•i. En este texto aloÅ•beÅ•i aparece integrado en un texto más largo de segmentación no muy clara, pero normalmente se interpreta como antropónimo. Quizás en este caso haya que interpretar que aloÅ•beri, sea el nombre de la divinidad y gaisir su epÃteto.
 
 7.- balkar: Este elemento se interpreta habitualmente como una variante del más frecuente formante antroponÃmico balke, que aparece por ejemplo en bilosbalkar. Sin embargo, recientemente se ha propuesto identificar el elemento balkar como posible teónimo para aparecer de forma aislada en cuatro inscripciones rupestres, donde es plausible esperar la presencia de teónimos, que serÃan los elementos que tendrÃan una tendencia más alta a la repetición (Ferrer i Jané 2018a; 2019; 2019). También aparece en la inscripción rupestre del Cogul (D.8.1) un texto leÃdo habitualmente como balkarken.
 
 8.- kanÅ›keÑ“er o kanÅ›kebeer: La secuencia kanÅ› es poco frecuente en ibérico, uno de los pocos ejemplos es sikeikanÅ›ar que aparece en la jarrita de la Joncosa (BDH B.11.01). En cuanto a la primera alternativa de lectura, kanÅ¡keÑ“er, keÅ•e es un formante antroponÃmico relativamente frecuente. La segunda alternativa de lectura es la preferible desde el punto de vista paleográfico, kanÅ›kebeer, pero tiene el problema de que la consideración de kebe como formante antroponÃmico es mucho menos segura que en el caso de keÅ•e, ya que en los casos donde aparece suele haber problemas de segmentación. Además, la forma relacionada más cercana serÃa kebel, que se documenta kebelkuÅ• en una rupestre de Er (Ferrer i Jané 2015b: 12), aunque en la misma superficie aparece a pocos cm en la forma kebe y que parece plausible identificar como divinidad. El posible morfo final de dativo -er, favorecerÃa esta misma interpretación en el caso de kanÅ›kebe, o bien la de epÃteto de balkar, siendo la duplicación de la vocal por haber explicitado el morfema.
 
 10.- labeÑ“eiku: La segmentación más probable de este elemento es labeÑ“ + ei + ku. El morfo ku en ibérico se relaciona habitualmente con topónimos. El morfo ei aparece a veces acompañando antropónimos como alotikeÅ• + ei del ostrakon (C.3.1) del Mas Castellar (Pontós). La relación del morfo ei con topónimos ya podrÃa estar documentándose en el caso del par Sedetani / sedeisken, ya que de la versión latina del etnónimo se derivarÃa una raÃz sede, mientras que del etnónimo de la leyenda monetal se derivarÃa una raÃz setei. También podrÃa ser el caso de uno de los cuatro casos NP+NL+ku del plomo de Ullastret (C.2.1), anbeiku. Asà pues, por exclusión, el núcleo del elemento labeÅ•eiku serÃa labeÅ• y quizás, labe fuera el mismo elemento que aparece como Labi en el topónimo Labitolosa (La Puebla de Castro, Huesca, CIL II 3008). La presencia de un topónimo ibérico, con el morfo de locativo o de ablativo de origen, ku, en una inscripción votiva podrÃa corresponder a un epÃteto local de una divinidad de ámbito general, que en este caso podrÃa ser balkar, de confirmarse la unidad de los textos 7, 8 y 10. 
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