En la fusayola se documenta el elemento egiar que normalmente aparece en inscripciones realizadas en el momento de la producción del objeto, donde el productor, o en algún caso puede que el inductor, deja constancia de su nombre. Desgraciadamente, en este caso el nombre que precede a egiar ha casi desaparecido. Si la tradición documentada en otros epigrafÃas, como la gala, en la que un dedicante masculino ofrece la fusayola a una mujer, fuera aplicable al caso ibérico, el nombre desaparecido ante egiar deberÃa ser un antropónimo o apelativo masculino, mientras que el nombre documentado en la primera inscripción biuÅ•tegeÅ•tigi deberÃa ser el nombre de la mujer. Aún asÃ, hay que tener presente que algunos textos de las fusayolas podrÃan tener un contenido cultual o votivo, circunstancia que requerirÃa probablemente de una dedicante femenina, pero quizás involucrarÃa la referencia a alguna divinidad. El antropónimo biuÅ•tegeÅ•tigi está sufijado con el morfo ar que normalmente acompaña a antropónimos en marcas de propiedad, pero también en cartas para indicar presumiblemente el destinatario. Sin embargo, los tres formantes, biuÅ•, tegeÅ• y tigi son muy frecuentes y ninguno de ellos puede considerarse estrictamente femenino. Cabe destacar que la estructura trimembre del antropónimo es un hecho poco frecuente en ibérico, especialmente cuando se trata, como en este caso, de formantes habituales.
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