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Inscripción sobre piedra. Dos lÃnias de escritura en dirección dextrógira.
La última edición de la inscripción propone una la identificación en la inscripción de dos posibles divinidades, una, baÅ•kar / balkar, compartida con otras inscripciones rupestres de La Cerdanya, Sant Martà de Centelles y El Cogul. Mientras que la segunda taÅ•, que aparece acompañada del morfema ika, estarÃa presente también en una de las inscripciones rupestres de L'Esquirol también en la orilla del Ter, donde aparece acompañada del elemento bait(e). La hipótesis planteada es que taÅ• fuese una divinidad o epÃteto fluvial ligado al rÃo Ter, pero a pesar de la semejanza formal, el nombre antiguo del rÃo Ter transmitido por las fuentes clásicas y medievales es Ticer, circunstancia que, en principio, impedirÃa considerar taÅ• como el antecesor ibérico del Ter.
El elemento taÅ• es un claro formante antroponÃmico, normalmente como segundo formante. El morfo (i)ka suele acompañar a antropónimos que van seguidos de alguna cantidad
El elemento inicial baÑ“ka se considera normalmente un formante antroponÃmico, como variante de los más frecuentes baÅ•ke y balke. De hecho, se podrÃa estar usando con esta función en baÅ•kabiuÅ•, presente en una cerámica ática (C.2.32) de Ullastret, que podrÃa ser una forma equivalente a balkebiuÅ•.
El elemento ildum, variante de ildun / ildur / ildu, con la habitual oscilación de la nasal especialmente en posición final, es un formante antroponÃmico muy frecuente.
El paralelo más directo de baidi serÃa la forma baiti, que aparece aislada en un pondus de Azaila (E.1.362) y podrÃa ser estrictamente un onomástico formado por un primer elemento bai, y un segundo elemento ti, ya que ti también aparece en antropónimos como formante, como serÃa el caso de biuÅ•ti, en una cerámica (GI.10.02). El paralelo más interesante serÃa el elemento bait(e) de la inscripción rupestre de Sant Martà de Centelles que aparece siguiendo en el elemento taÅ•, que podrÃa ser el mismo que se documenta en el texto taÅ•ika en la primera lÃnea de este texto.
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OBSERVACIONES
PALEOGRÁFICAS:
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Aunque no se aprecie ninguna dualidad explÃcita, la presencia de las variantes complejas de ka, asà como la compleja de ta a o incluso la simple de tu en ildum, son indicios favorables a considerar que la escritura usada sea dual.
Por lo que se refiere a la primera lÃnea, los signos identificados por Untermann al inicio de la primera lÃnea, ]+à ++, con los datos actuales no se pueden dar por confirmados. En cualquier caso, si algún dÃa llegaran a confirmarse como signos, por la longitud de los trazos y la separación del último trazo con el signo siguiente, habrÃa que pensar en un texto independiente. En segundo lugar, el signo que se interpreta como un signo be3, es en realidad la variante compleja de ta. Finalmente, los últimos signos de la primera lÃnea identificados por Maluquer ypor Untermann tampoco parecen existir.
Respecto a la segunda lÃnea, el cuarto signo es leÃdo como a3 por Untermann y como r4 invertido por Maluquer y Velaza, que parece la propuesta correcta. Sin embargo, estrictamente, lo que se ve es un trazo diagonal de ligera trayectoria curvada. Si se considera completo, serÃa un signo l2 ligeramente irregular y con el trazo más corto de lo que se desprende del claro signo l que aparece más adelante. Pese a la presencia de algún posible trazo superior, que probablemente sea de origen natural, las reconstrucciones como i1 o n1 no parecen factibles. Para reconstruir un r5 deberÃa suponerse que la mitad inferior del trazo curvado se ha perdido, quizás sin llegar estrictamente a la base. Probablemente, la reconstrucción más natural serÃa la ya propuesta como signo r4 invertido, quizás como trazado defectuoso de un r5.
Uno de los signos más controvertidos de esta inscripción es el supuesto signo bu, ya que serÃa uno de los escasos ejemplos del uso de este signo en escritura ibérica nororiental y el único documentado en las zonas C y D. El análisis del dibujo publicado de la inscripción hace sospechar de alguna irregularidad ya que este signo está más separado del anterior de lo que serÃa normal. Y la autopsia de la inscripción y las fotografÃas antiguas confirman las sospechas, ya que los trazos que cerrarÃan el rectángulo no se identifican y en cambio existe un posible trazo diagonal que permitirÃa identificar un signo o2, o alternativamente se podrÃa considerar que son dos trazos verticales en forma de unidades de cuenta.
En el espacio vacÃo del dibujo original se identifica un claro signo i que encaja bien con los siguientes signos para formar un familiar ildum con la base del signo tu1 poco marcada e inclinada. Los siguientes signos vuelven a ser dudosos, del primero sólo está claro el trazo vertical, probablemente ba1, teniendo en cuenta la proximidad del siguiente signo, en lugar del signo a de la lectura original. El segundo, leÃdo originalmente n, podrÃa serlo, aunque estrictamente los trazos visibles son los que definirÃan un signo l2, la separación respecto del siguiente signo serÃa favorable a reconstruir un n1 o un i1. Sà se confirma el signo ti de la lectura original. En cambio, el signo Å• final de la lectura original no parece existir, ni siquiera el trazo vertical que plausiblemente deberÃa ser visible.
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