Se trata de una prueba de cuño sobre un fragmento de lámina de plomo de forma irregular de 43 x 86 mm que apareció en la campaña del yacimiento de 2017 en un contexto superficial. La impresión corresponde al anverso de las emisiones de kuḿ / OY (Mon. 111.04) (Villaronga y Benages 2011, n.º 392). Su presencia en el Castellet de Banyoles certifica que este yacimiento es donde se acuñaron, tal y como la frecuencia de hallazgos ya sugerÃa (Tarradell-Font 2003-2004, 281-282).
Es un tipo de pieza excepcional de la que en la penÃnsula ibérica sólo se conoce otro caso correspondiente a las monedas celtibéricas de nertobis (Ripollès et al., 2017, 191-192).
La interpretación de esta leyenda es conflictiva, siendo diversas las hipótesis planteadas. Para Villaronga (1994, 48; 1998, 120-121) tendrÃa un valor estrictamente simbólico, donde el signo ku serÃa un sÃmbolo que establecerÃa la uniformidad del grupo. En cambio, para Untermann (1975, 181) sà tendrÃa valor epigráfico, aunque dudando de considerar si se trata de signos griegos, OY o ibéricos, kuḿ. Finalmente, GarcÃa-Bellido y Blázquez (2001, 203, n.º 8) y Estarán y Beltrán (2015, 111.04) la clasifican en el grupo de las ilegibles.
Caldés y Sicart (2020, 111) consideran que la leyenda podrÃa corresponder al nombre del oppidum, kuḿ en ibérico. Alternativamente, si se tratara de los signos griegos theta y Ãpsilon, plantean que podrÃan ser las dos primeras letras de Tibisi, una marca de un taller anfórico del siglo I d. C. situado en L’Aumedina (Tivissa), a 6 km del Castellet de Banyoles, que podrÃa estar conservando el nombre antiguo del oppidum ibérico.
Ferrer (2023) prefiere la interpretación simbólica, que es la tradicionalmente propuesta desde la numismática. A favor de esta alternativa se puede indicar que la leyenda kuḿ / OY, convive con ku / OY aislado y delfines en la misma posición, asà como con el supuesto kuti (de Hoz 2011, 431) con un posible ti4, que aparece encima de la leyenda tigirskine, que usa ti1 y que, por tanto, más que un signo ti4, encajarÃa mejor que fuera un tridente y actuara como variante simbólica de Y.
En contra de que se trate de signos griegos, estarÃa el hecho de que sólo en un caso, las emisiones de los longostaletes (Mon.02), que ya se sitúan en la zona de Narbona en la frontera del territorio ibérico, se usa el alfabeto griego, juntamente con la escritura ibérica. Finalmente, en contra de que fueran signos ibéricos y de que kuḿ fuese un topónimo, se puede aducir que no encaja ni por su escasa longitud ni por su signo ḿ final, con lo que sabemos de la onomástica ibérica en general y de la toponimia en particular. No obstante, el texto kuḿ aparece en dos inscripciones de Azaila (TE.02.158a) en la pared externa de dos platos sin problemas de lectura, quizá representando el nombre del propietario y avalando su existencia como posible onomástico.
Por último, hay que tener presente que, entre las dracmas que se atribuyen al Castellet de Banyoles, además de kuḿ, también están las de leyenda tigirskine (Mon.110.32), probable antropónimo (cf. Moncunill y Velaza 2019, 223), y las de leyenda kerdekunte (Mon.110.10) tal vez antropónimo o topónimo interpretado en ambos casos como kerdekun + te (cf. Moncunill y Velaza 2019, 287 y 327) y que, de confirmarse su atribución al Castellet de Banyoles, serÃa un mejor candidato que kuḿ para ser interpretado como topónimo, dada la existencia del topónimo usekerde / Osicerda (Mon.26), que compartirÃa el formante kerde con kerdekun.
Los argumentos de la procedencia local de tigirskine parecen más sólidos, dado que existe un ejemplar de plomo procedente de Tivissa, piezas que no suelen circular demasiado fuera del lugar de emisión, y, además, parece que compartirÃa cuños de anverso con las monedas de kuḿ (Tarradell-Font 2003-2004, 281-282; Tarradell-Font y Noguera 2009, 151). En cambio, para kerdekunte únicamente se esgrime que una gran parte de ejemplares conocidos proceden de Tivissa (Villaronga 1998, 133; Crusafont 2006). En cualquier caso, Ripollès (2022) las clasifica ambas como de procedencia incierta.
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