La escritura utilizada en este plomo no se reconoce con seguridad, por lo que podría tratarse tanto de escritura levantina como meridional. Entre las dos líneas de escritura aparecen unos trazos verticales, que quizás sean indicaciones numerales. La lectura es muy insegura, ya que el plomo está bastante corroído.
Ferrer y Grau (2024) interpretan que estaría en escritura ibérica sudoriental siniestrorsa y proponen una nueva lectura que permitiría reconocer un pequeño texto que estrictamente contendría tres numerales léxicos ibéricos, ban (1), bin (2) e ilur (3) y sus equivalentes simbólicos I, II y III. No obstante, también consideran posible que las secuencias banbi+[---] e ilu+[---] correspondieran a nombres de persona, aunque ninguno sería especialmente claro, ni iría acompañado de ningún elemento morfológico que apoyara esta hipòtesis.
La inscripción está realizada sólo en una de las caras y presenta un claro pliegue transversal, indicio de que originalmente estaba plegada y se fragmentó al desplegarla. También hay indicios de dos pliegues diagonales, uno en cada mitad, que están marcados por las grietas tanto en la cara interior como en la exterior. Uno que iría a media altura del signo y de la última línea y el otro que iría justo por encima de las unidades centrales hasta el signo bi. Este conjunto generaría una especie de cono aplanado con el pico en el centro derecho de la lámina, que sería el más protegido y el exterior formado por el lateral derecho, que sería el más expuesto a posibles erosiones y que, de hecho, parece haber perdido una pequeña parte.
La cara exterior tiene la apariencia de haber estado en contacto con el exterior, mientras que la interior ha conservado bien sus signos, aunque desconocemos si fue objeto de alguna limpieza. El número de signos varía en función de las lecturas realizadas, probablemente 13 o 14 signos de entre 0,5 y 1,25 cm. Los signos de la última línea son los mayores, alrededor de 1 cm, mientras que los de la primera línea están alrededor de 0,5 cm. Las unidades de cuenta centrales son de altura variable entre 0,75 y 1,25 cm.
En los primeros estudios se consideró que la lámina estaba fragmentada tanto por la derecha como por la izquierda y completa tanto por su parte inferior como superior. En el último estudio (Ferrer y Grau 2023) se indica que no aprecian signos fragmentados en el lateral derecho, pero sí pequeños restos de pliegos que podrían corresponder a una fractura antigua de la lámina. Así pues, es posible que la inscripción esté entera y que la inscripción haya sido realizada con la lámina en sus actuales dimensiones, sólo habiendo perdido una pequeña parte en el extremo superior izquierdo, donde se aprecia un signo fragmentado y quizás también en el extremo inferior izquierda, donde también podría haber otro signo fragmentado o perdido. La forma de plegar la lámina también parece pensada en la lámina con sus actuales dimensiones. Primero el pliegue diagonal superior, después el pliegue central y finalmente el diagonal inferior cerrando la lámina.
Aunque normalmente se identifica como escritura nororiental (Llobregat, 1972: 124; Siles, 1985 y Silgo, 1994), ya Untermann (1990: G.5.1) indica la posibilidad de que sea escritura suroriental, aunque sólo da la lectura nororiental. También Gómez-Moreno (1922: 359 = 1949c: 227) la clasificó inicialmente como “tartesia”, pero no la incluyó en el estudio de las meridionales (Gómez-Moreno, 1960). También de Hoz (2011: 375 y 384) expresa dudas sobre el tipo de escritura. Recientemente, Sabaté (2021: 315) ya la clasifica sólo como suroriental, por ser el ductus siniestros poco muy frecuente en ibérico nororiental (Ferrer i Jané et al., 2022: nota 7). También Ferrer y Grau (2023) consideran que esta es la interpretación correcta, por estar en la zona de frontera entre las tres escrituras ibéricas, lo que hace factible ambas opciones, incluso constatando que el resto de inscripciones del yacimiento son nororientales. Cabe añadir también, que la lectura suroriental presenta mejores paralelos ibéricos que la nororiental. En cuanto al sentido de lectura, aunque Llobregat (1972: 124), seguido por Abad y Abascal (1991: 78), la leen como dextrorsa, el resto de investigadores la consideran siniestrorsa, tal y como claramente indica el signo i de la última línea.
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