Estela de caliza y cabecera semicircular. En el frontón se dispone una lÃnea de texto con signos de mayor módulo que el resto del epÃgrafe y que son objeto de discusión, puesto que, aunque Untermann piensa que pudieran ser una adición moderna (MLH III-1, *8), el resto de los investigadores consideran que forma parte de la inscripción original . El resto del texto se ubica debajo y se dipone en seis renglones delimitados por lÃneas de guÃa.
Por lo que respecta a la expresión de la cabecera (ḿ∑keIISSL) es casi unánime la consideración de que contiene una expresión metrológica o numérica (Bertrán, 1947: 255; Gómez-Moreno, 1949: 56). Sólo para Maluquer (1968: lámina IX) se tratarÃa del nombre del difunto. Fletcher (1985: 18) considera que el texto se compone de dos partes, una textual, ḿske, que relaciona con uskeike (cf. Moncunill y Velaza, 2019: 450), y una numérica, IISSL, segmentación que es seguida, en general, por autores posteriores (Silgo, 2001: 18; 2016, 522; 2020: 127; Simón, 2013: 234-235; Montes, 2020: 50). En cambio, otros no han precisado cual serÃa su composición, asÃ, de Hoz (2001b, 59; 2011, 195) solo considera que se tratarÃa de una expresión metrológica en la que se combinarÃan numerales y abreviaturas. Mientras que RodrÃguez Ramos (2004: 128) considera que podrÃan ser numerales o algún sÃmbolo mágico. Velaza (2019: 185) indica que no se puede excluir que contenga una indicación numérica, no obstante, no figura recogida en el léxico ibérico ni como elemento léxico ni como numérico (Moncunill y Velaza, 2019: 558-560).
La estructura más natural de la expresión deberÃa ser una sucesión de parejas U + Q, en la que el primer elemento identificase aquello que se está cuantificando y el segundo indicase la cantidad, como pasa con las expresiones metrológicas ibéricas mejor conocidas (Ferrer i Jané, 2007: 54; 2011: 99; e.p. 2023). El mejor candidato a numeral es el elemento final IISSL por la repetición de signos. Su valor puede ser establecido con relativa claridad desde la propuesta de Montes (2020: 43-44) de interpretar L con valor 10 y S con valor 20.
Asà pues, de acuerdo con esta hipótesis, el valor de la expresión final representada en esta estela podrÃa ser 50 (SSL), sin tener en cuenta las unidades que la preceden, suponiendo que funcionan con los elementos de la derecha. En cambio, podrÃa ser 52 (IISSL), si fuesen unidades aditivas, tal como propuso inicialmente Montes (2020, 56), aunque las unidades siempre aparecen en ibérico como último elemento a la derecha de todas las expresiones conocidas, por lo que parece muy improbable. Quizás sà que serÃa posible interpretarlas como substractivas, 48 (IISSL), para ahorrar espacio de un canónico SSÎ III (48), aunque serÃa un uso aun no documentado en ibérico, podrÃa responder a una imitación del modelo romano.
La parte inicial de la expresión, ḿ∑ke, se interpreta normalmente de forma textual, ḿske, pero tiene el problema de que el signo s3 (sigma: ∑) no es la variante usada en el resto del texto, donde se usa s1 (s), ni es la esperable en este contexto de escritura no dual de cronologÃa tardÃa, por lo cual, encajarÃa mejor que estuviese siendo usada como sÃmbolo (∑), cosa que lo acercarÃa más a los numerales simbólicos, que no a las unidades de medida que usan las iniciales del elemento léxico al que representan, por lo que en Quixal et al. (2024) se sugiere que la posibilidad que ∑ fuera el sÃmbolo para 100, una vez identificados S (20), L (10) y Î (5).
Tanto para Silgo (1993: 369-371; 2001: 18), como para Montes (2022) y para Quixal et al. (2024), de acuerdo con los modelos romanos, esta expresión podrÃa indicar la pedatura, es decir las dimensiones que delimitan en pies el espacio reservado para la tumba, (cf. Vaquerizo y Sánchez, 2008: 101). .
Por lo que respecte al resto del texto, las principales divergencias de lectura estriban en la similitud entre los alógrafos empleados para tu y u. Por su parte, la segmentación del texto está dificultada por la falta de interpunciones.
En la segunda lÃnea se reconocen dos nombres personales presumiblemente seguidos del término eba[ne]n (Moncunill 2007, 152). Dichos idiónimos comparten el segundo formante, como sucede entre algunos padres e hijos de la turma Salluitana: baise-taÅ› (MLH III-1, § 7.23 y 118) e iltutaÅ› (MLH III-1, § 7.62 y 118). La secuencia está seguida del ampliamente documentado sufijo ḿi (MLH III-1, § 534). Depués aparece el término seltar, un sustantivo del léxico común que, por aparecer únicamente en inscripciones en piedra, se ha propuesto traducir como tumba o estela (MLH III-1, § 586). El término aparece seguido de ban , elemento muy común en los textos ibéricos, en los que tiene distintas funciones (MLH III-1, § 514; Moncunill 2007, 104-106), y del sufijo ḿi .
La segmentación e interpretación del resto del texto es más incierta. Destaca que ieukiar aparece dos veces: ieukia/[r] (lÃn. 4-5) e ieukiar (lÃn. 6), término que posiblemente es un apelativo (Untermann 1999b, 356). El resto de términos, beÅ•beinar, katuekaÅ› y kolitekaÅ•, pudieran ser nombres personales, pero no es completamente seguro ya que no todos los supuestos formantes obtenidos de su segmentación tienen paralelos exactos en el repertorio onomástico ibérico.
En la parte final aparece de nuevo el término seltar (lÃn. 6) seguido del sufijo ḿi. Precede a lo que puede reconcerse como tres formantes onomásiticos seguidos de nuevo por ḿi: bas-i (MLH III-1, § 7.27), balkar (MLH III-1, § 7.25) y ḿbaÅ• (MLH III-1, § 7.137).
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