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CITACIÓN:    BDHespV.07.01, consulta: 05-05-2025

 

 YACIMIENTO:  MUNICIPIO:
 PROVINCIA:      REF. HESPERIA:  REF. MLH:
 DEPÓSITO,N.INV.  OBJETO:   TIPO YAC.:

 

 
Generalidades Texto EPIGRAFÍA Y
PALEOGRAFÍA
Ilustraciones Contexto Arqueológico Bibliografía

 

 FUENTE LEC.: SEPARADORES: Nº TEXTOS:

 LENGUA:    SIGNARIO:    SISTEMA DUAL:
 METROLOGÍA:

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Lámina opistógrafa de plomo de formato casi cuadrado, que ha perdido parte del metal en uno de sus márgenes, lo que afecta a las cuatro primeras líneas de ambos lados. La cara A está fuertemente corroída y B, a excepción de unas pocas corrosiones cerca del borde derecho, está bien conservada. La parte inferior de B no está inscrita. Fletcher 1985, considera que es un único texto que comienza por la cara A, de la que ocupa toda su superficie, y termina por la B. En total catorce líneas en las que se utilizan alternativamente interpunciones de dos y tres puntos superpuestos.

El término śalir, que se ha considerado equivalente a dinero o moneda (MLH III-1, § 579), aparece en cuatro ocasiones en la cara A y en dos en la cara B. En la cara A comparece śalirbosita, que Fletcher 1978, reconstruye también en la cara B (lín. 2-3): śalir/[bos]ita, en ambos casos seguidos de śalibos. Es posible que śalibos, que aparece tres veces, esté relacionado con śalir.

También hay en ambas caras indicaciones numerales, representadas con trazos verticales y precedidas del signo ka, documentado en otros textos con una función que parece metrológica (MLH III-1, § 437). En los dos primeros ejemplos el alógrafo (ka3) empleado es el mismo que se utiliza en el resto del texto, pero en los otros dos se emplea una variante peculiar, con cuatro trazos internos. Las cantidades que aparecen tras este signo, representadas con trazos verticales, son: 11, 11, 9 y 20.

Los nombres personales que pueden identificarse son etenbilos (MLH III-1, § 7.39 y 54) y quizá bilosiun-te e iuntibilos-e, pues en ambos es posible reconocer el formante bilos (MLH III-1, § 7.39); Untermann no descarta que también los sean aŕabaki y aŕakaŕer.

kaneka aparece en la línea 8 de la cara A y Fletcher 1978 propone reconstruir al final y comienzo de la primera y segunda líneas: [kan]/eka; Untermann no excluye que kanete (A lín. 5) pueda ser una variante del término anterior.

bobaitinba aparece por dos veces en la cara B seguida de śalir, una tercera vez en la cara A y Fletcher 1978 propone reconstruir el término también al inicio de la cara B: [bobai]tinba.

En un reciente trabajo de Ferrer (2024) se proponen cambios en la lectura y se estructura el texto en 10 transacciones:

Los cambios de lectura más significativos son los de identificar un nuevo elemento bobaida en los bosida y en uno de los antiguos bobaidinba. Así como identificar que las tres expresiones metrológicas menores están formadas por 10 unidades.

Ferrer considera que las inscripciones de las caras A y B pertenecen a un mismo texto que presenta una estructura (casi) regular de 10 registros de transacciones: NP/X + e(r)/de + [Concepto/Mercancía]n + śali(r) + Q.

Los mejores candidatos a nombres de persona se concentran en el grupo de elementos que combinan con los morfemas de, de ergativo o, en este caso, mejor, de ablativo de origen, y e/er de dativo. Los más claros son bilosiun(de), edebilos(e) e iunibilos(e), los tres con el conocido formante antroponímico bilos, pero la mayoría de elementos de este grupo no se pueden explicar de forma coherente con los formantes onomásticos conocidos. En cualquier caso, este elemento debería representar el origen (de) o el destino (e/er) de la transacción. Este elemento aparece en primera posición cuando se trata de śalir y al final cuando se trata de śalibos.

En cada registro también se menciona un concepto que es la causa de la transacción o quizás la mercancía objeto de la transacción, los más frecuentes bobaida y bobaidinba, que claramente comparten raíz. Al menos en un caso, el concepto o mercancía se expresa con más de un elemento: arabagi · bobaida [· ]/kaneka. Mientras que los orígenes y destinos de la transacción son todos distintos, los conceptos o mercancías objeto de la transacción se repiten.

Por último, también aparece una cuantificación del śalir. En cuatro casos se hace con una expresión metrológica basada en la unidad ḱa que va seguida de una secuencia de unidades, tres de 10 y una de 20, que parecen expresar alguna mercancía discreta, del estilo de cabezas de ganado, quizás siguiendo el modelo de pago en especie. En tres casos se hace con el numeral léxico bos (5) directamente aplicado a śali(r), que podría hacer referencia a cinco unidades de plata. Sin embargo, tres de los registros no dispondrían de cuantificación explícita de śali(r), pero podría pensarse en una unidad implícita. Aunque inicialmente se había considerado la posibilidad de que también lo fuera (<b>a)baŕer, probablemente 'decena', finalmente indica que parece más regular considerar que forma parte del concepto junto con [bobai]dinba.

Una posible forma de interpretar las transacciones es pensar en entradas y salidas, donde los registros con NP/X+ de son las entradas y los registros con NP/X+e(r) son las salidas.

En cualquier caso, parece establecerse una cierta relación entre el concepto o mercancía y la forma de cuantificar. Así, los registros donde śalir no está cuantificado están asociados a bobaidinba y a plausibles salidas, mientras que los śalibos (3) prefieren bobaida y ibandeba, con más entradas que salidas. En cambio, los de tipo śalir · ḱa (4) son los que presentan mayor variedad, y donde se concentran ]kaneka, ]éka, y ]i?ekanede y el posible elemento perdido del registro 10, también con más entradas que salidas.

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Desde el punto de vista de la paleografía, se confirma que todos los supuestos te complejos de medio trazo son simples. Lo mismo ocurre con los signos ta2 complejos del dibujo original, dado que todos son bo. Excepto uno, que podría ser, bien una nueva variante de la cuarta nasal (I/T), o bien un complejo de forma irregular. Así pues, la única dualidad clara entre las oclusivas es la del signo ka, en versión compleja y supercompleja y quizá la del signo ta si se confirmara la variante irregular indicada. Entre las dualidades secundarias se detectan las de los signos ŕ y e.

La variante bidente de ti no se confirma en la nueva lectura. Finalmente, destaca la poco común forma de o (o5), tu (tu4) y el uso de be10. Rodríguez Ramos 2004, 223, lo data en el úlimo cuarto del siglo III a. C. por los alógrafos empleados de be, te, ti y o.


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