La superficie está llena de lÃneas y cruces, lo que dificulta identificar las lÃneas de los signos. En cualquier caso, el signo superior aislado es sin duda un signo e4 de tres trazos, una forma normalmente utilizada en inscripciones duales (Campmajo 2012, 150, grupo 2). Por otro lado, para los dos signos e del texto inferior ya no está tan claro, podrÃan ser signos e1, aunque para el primero una mayor extensión podrÃa ser el tercer trazo y en el caso del segundo parece que el trazo central está medio borrado al coincidir con una zona de fractura. Campmajo no identifica el primer signo e, que considera una barra larga y ramificada. Aunque el trazo vertical del signo e está alineado con trazos similares arriba y abajo, no hay continuidad entre ellos, demarcando una e, e1 o e4, y solucionando el problema que se plantearÃa si un texto ibérico comenzara con vibrante.
Campmajo identifica otros posibles signos ibéricos, ḿ, ka, l, n y ta, distribuidos por la superficie que no parece que existan. En particular, un signo ḿ que sigue al último signo e, que excluyo como parte de la inscripción, tanto por la forma irregular del signo, como por el grosor de la lÃnea y el hecho de que se extiende muy por debajo de la lÃnea de base de la inscripción. También podrÃa haber un posible gran signo muy enrejado de un estilo similar a los naviformes que tienen formas similares, aunque parece ser más simbólico que epigráfico.
Con todas las precauciones por su brevedad y no repetición en otros textos, er podrÃa interpretarse como divinidad, que quizás podrÃa estar relacionada con la deidad aquitana Erge. En todo caso, hay que tener presente que a falta de otras inscripciones que confirmen la existencia de er, como elemento aislado, no se puede excluir que el elemento representado en estas dos inscripciones sea ere, que podrÃa actuar tanto como divinidad, como formante antroponÃmico, sin que las dos interpretaciones tengan que ser necesariamente excluyentes, dado que nombres de divinidades pueden formar parte de nombres de personas. Finalmente, sea cual sea la hipótesis adoptada, no parece que ere o er puedan vincularse al topónimo Er, dado que la forma documentada más antigua es Ezerre (ONCAT IV, 75).
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