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A pesar de las dudas de lectura del primer signo, que podría ser baba, en lugar de o. Todo parece indicar que la lectura correcta sería okale, ya que permitiría identificar el elemento ya conocido okal, seguido del morfema e, considerado un buen candidato para ser la marca del dativo (Untermann 1984, 113; Pérez Orozco 1993, 222; Silgo 1994, 151; Faria 1997, 117; Ferrer i Jané 2006, 145; Anexo 2; Orduña 2006, 228; Rodríguez Ramos 2018, 119). El elemento okal aparece en otras dos inscripciones, una en una de las diferentes superficies de la misma roca (Ferrer i Jané 2017, 12, tabla 1, nº 31), seguido del morfo er, y la otra en la zona 8 (Ferrer i Jané 2015, 15, Tabla 1, N ° 13), seguido del morfo e. La presencia repetida y la combinación con los morfemas e y er hacen de okal un buen candidato a teónimo (Ferrer i Jané 2018b; 2019, e.p. a).
La presencia de las tres líneas verticales finales, aparentemente tres unidades de cuenta, no sería del todo extraño, ya que hay cuatro inscripciones de Ger (Ferrer i Jané 2018 Tabla 1, 24 y 32) que también muestran tres unidades de cuenta, siempre siguiendo el mismo texto, garde , otra plausible divinidad (Ferrer i Jané 2019). Además, en una de las inscripciones de Err aparecen seis unidades de cuenta al final (Ferrer i Jané 2015, 14-15). Estas unidades de cuenta podrían estar cuantificando la ofrenda votiva.
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