Esta es una de las piezas más destacadas del Museo de la lglesia de Oviedo. Realizada entre los años 1162 y 1174, coincidiendo con el mandato del obispo Gonzalo Menéndez (Gundisalvo), qui en lo mandó realizar para donarlo a la catedral de Oviedo. Los relieves sufrieron daños durante la explosión que dañó el tesoro de la catedral en el año 1934.
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