En 1898, cuando eruditos como M. Quadrado o C. Miguel Vigil ya habÃan llamado la atención sobre la relevancia artÃstica de la llamada Cruz de Fuentes -como "estimable alhaja" la define el primero y como "artÃstica cruz" el segundo- en un extraño "negocio", que todavÃa hoy no queda muy claro, en el que se vieron involucrados tanto el párroco de la iglesia como el obispo de Oviedo MartÃnez Vigil, el industrial francés Ernesto Guilhou logró por unas 2.000 pesetas de la época comprar la pieza y sacarla de Asturias. Su primer destino fue la colección particular que el industrial tenÃa en la ciudad francesa de Bayona, pero poco tiempo después, junto con otros objetos de su colección, la cruz fue subastada, pasando entonces a manos del financiero norteamericano J. Pierpont Morgan, quien, tras su fallecimiento en 1913, legó la pieza al Metropolitan Museum de Nueva York, de cuya valiosa colección forma parte desde 1917 (GarcÃa Guinea - Pérez González 2006: 369).
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