Tamayo dice que se encuentra en la iglesia del monasterio de San Pedro de Montes, sin embargo ningún otro autor posterior alcanzó a ver este monumento, y como las investigaciones y “descubrimientos” del erudito extremeño han estado no pocas veces envueltas en la polémica -cuando no en la pura fabulación- su testimonio ha sido siempre tomado con muchas prevenciones.
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